Monición de entrada
Queridos hermanos, bienvenidos a la celebración eucarística del jueves de la séptima semana del tiempo ordinario. Un día muy especial dedicado a la adoración del santísimo y a la oración por los sacerdotes.
Con nuestro deseo de recibir a Cristo en nuestro corazón y a dejarnos transformar por su palabra, iniciamos nuestra celebración con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Sirácida 5, 1-10)
El autor del libro del Eclesiástico o Sirácida, nos sigue dando sabios consejos para todos, en cuanto a la presunción de la riqueza y la misericordia de Dios. Escuchemos atentos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Sirácida 5, 1-10
No confíes en tus riquezas
ni digas: «Soy poderoso»;
no confíes en tus fuerzas
para seguir tus caprichos;
no sigas tus antojos y codicias
ni camines según tus pasiones.
No digas: «¿Quién me podrá?»,
porque el Señor te exigirá cuentas;
no digas: «He pecado, y nada malo me ha sucedido»,
porque él es un Dios paciente;
no digas: «El Señor es compasivo
y borrará todas mis culpas».
No te fíes de su perdón
para añadir culpas a culpas,
pensando: «Es grande su compasión,
y perdonará mis muchas culpas»;
porque tiene compasión y cólera,
y su ira recae sobre los malvados.
No tardes en volverte a él
ni des largas de un día para otro;
porque su furor brota de repente,
y el día de la venganza perecerás.
No confíes en riquezas injustas,
que no te servirán el día de la ira.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 1)
Como la lectura que hemos escuchado, el salmo 1 también nos presenta una serie de sabios consejos para todos. Pongamos nuestra confianza en Dios y digamos todos:
Salmo responsorial: Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6
R. Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.
Monición al Evangelio (Juan 7, 1-2. 10. 25-30)
En el texto evangélico de hoy, Jesús nos muestra una serie de rasgos que deberíamos presentar los que le queremos seguir.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 41-50
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno.
Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Cada día es una ocasión que nos da el Padre para hacer el bien. Invoquemos la ayuda del Señor para que podamos hacerlo. Oremos diciendo todos:
Señor, ayuda a tu pueblo.
- Por la Iglesia: que con la ayuda del Espíritu todo cristiano tome conciencia de su debilidad y de sus pecados, y experimente en su corazón un sincero arrepentimiento. Que se abra al deseo de volver por el camino de la salvación y se comprometa a cooperar en el plan de Dios, siendo testimonio auténtico del Evangelio. Oremos.
- Por el Santo Padre y el orden sacerdotal, para que en su ministerio se sientan sostenidos por las oraciones de la Iglesia, vivan de manera radical su vocación y sean para cada hombre manifestación de la presencia de Dios. Oremos.
- Por los gobernantes de las naciones, para que ejerzan su poder en favor de los pueblos. Que se esfuercen por garantizar la defensa de los derechos fundamentales de cada persona, promoviendo leyes que protejan sobre todo a los más débiles. Oremos.
- Por los educadores y los formadores: que el Señor sea para cada uno de ellos el punto de referencia en cada decisión cotidiana que deben tomar, para que, con su modo de vivir, sepan enseñar a los pequeños que les han sido confiados la importancia de orar cada día para encontrar la verdadera alegría. Oremos.
- Por toda esta comunidad, para que aprendamos de Jesús la radicalidad del evangelio y no tengamos miedo de arriesgarlo todo por el Reino de Dios. Oremos.
Presidente: Oh Dios, acompaña a tu pueblo en las fatigas de cada día y hazlo cada vez más fuerte y perseverante. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Agradecidos con Dios por todos los favores que a diario recibimos, llevamos al altar nuestras ofrendas de pan y vino.
Comunión.
Cristo no sólo nos muestra un evangelio ante el cual nos pide decisiones radicales, sino que nos sustenta y da fuerzas, con su cuerpo y su sangre, para cumplir sus preceptos. Vayamos con fe a comulgar.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá.