Monición de entrada
Queridos hermanos, en el jueves de la décima semana, jueves eucarístico, les damos la más cordial bienvenida a la casa de Dios para celebrar juntos esta santa misa muy especial.
La Palabra de Dios hoy nos exige vivir en paz con los demás hermanos antes de llevar nuestra ofrenda al altar. Ofrezcamos el perdón a aquellas personas con quienes tenemos diferencias, y comencemos esta misa con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (2 Corintios 3, 15—4, 1. 3-6)
En el texto que leemos hoy de la carta a los Corintios, san Pablo sigue comparando el Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento, para hacer ver la superioridad de Jesús sobre Moisés y la importancia del ministerio que tienen los apóstoles del NT.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 15—4, 1. 3-6
Hermanos:
Hasta hoy, cada vez que los israelitas leen los libros de Moisés, un velo cubre sus mentes; pero cuando se vuelvan hacia el Señor, se quitará el velo.
El Señor del que se habla es el Espíritu; y donde hay el Espíritu del Señor hay libertad.
Y nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es como actúa el Señor, que es Espíritu.
Por eso, encargados de este ministerio por misericordia de Dios, no nos acobardamos.
Si nuestro Evangelio sigue velado, es para los que van a la perdición, o sea, para los incrédulos: el dios de este mundo ha obcecado su mente para que no distingan el fulgor del glorioso Evangelio de Cristo, imagen de Dios.
Nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, predicamos que Cristo es Señor, y nosotros siervos vuestros por Jesús.
El Dios que dijo: «Brille la luz del seno de las tinieblas», ha brillado en nuestros corazones, para que nosotros iluminemos, dando a conocer la gloria de Dios, reflejada en Cristo.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 84)
Lo que fue promesa es en Cristo realidad: la gloria del Señor habita en nuestra tierra. Proclamamos el salmo 84 sabiendo que la gloria del Señor habita entre nosotros y conscientes de nuestra vocación de iluminar, digamos todos:
Salmo responsorial: Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14
R. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.
Monición al Evangelio (Mateo 5, 20-26)
En el Evangelio de hoy, Jesús, con la autoridad del profeta definitivo enviado por Dios, y sirviéndose de antítesis muy claras, sigue comparando las actitudes del Antiguo Testamento y mostrando que ahora deben ser perfeccionadas.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado.
Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último cuarto»
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Dios, rico en amor, quiere que todos sus hijos vivan en unidad, porque sólo así su testimonio será creíble a los ojos del mundo. A Él elevemos nuestra oración diciendo:
Haznos instrumentos de unidad.
- -Para que el camino de la Iglesia sea dirigido por el amor fraterno que va más allá de toda ley, precepto y norma que regula la convivencia entre los hombres. Oremos.
- Por el Santo Padre y todo el orden sacerdotal, para que sepan educar al pueblo que ha sido confiado a sus cuidados pastorales en el perdón como uno de los actos que más humanizan al hombre y revelan la semejanza con Dios. Oremos.
- Por los que tienen responsabilidades en el gobierno de las naciones, especialmente los legisladores, para que dicten leyes justas y equitativas para todos. Oremos.
- Por las personas que tienen el coraje de dar el primer paso para restablecer la paz en las familias, en los ambientes en los que viven y trabajan: para que el Espíritu Santo confirme con su gracia estas pequeñas pero importantes decisiones cotidianas. Oremos.
- Por todos nosotros, para que, iluminados por la Palabra que hemos escuchado, sepamos vivir en armonía y en hermandad. Oremos.
Presidente: Te bendecimos, Señor, por el don de la fraternidad que has infundido en cada hombre, haz que no caigamos nunca en la ilusión de que podemos ignorar a los otros. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Atendiendo al Evangelio de hoy, ofrecemos nuestro perdón a quienes nos han ofendido y, reconciliados con todos, llevemos al altar las ofrendas de vino y pan.
Comunión.
Antes de comulgar con Cristo, en la misa hacemos el gesto de que queremos estar en comunión con el hermano, dándonos la paz. Reconciliados con Dios y con nuestros hermanos, acudamos ahora a comulgar.
Final
Queridos hermanos, finalizamos la misa y nos vamos con la misión de erradicar de nosotros el rencor, la ira, las palabras insultantes, la maledicencia y la indiferencia.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia; Farnés Sherer, Pedro, Moniciones y Oraciones Sálmicas, Ed. Regina, Mallorca, 1978.