Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Sean todos bienvenidos a la celebración eucarística, en el jueves de la décimo séptima semana del tiempo ordinario, en la que celebramos también la memoria San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, fundador de la congregación del Santísimo Redentor.
Dios es lo más importante en nuestra vida y por eso estamos aquí, en el jueves eucarístico.
Con mucha alegría iniciemos, pues, nuestra celebración, entonando el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Jeremías 18, 1-6)
El texto que leemos hoy, del libro del libro del profeta Jeremías, nos muestra otro gesto simbólico. Después del cinturón de lino, que leíamos anteayer, ahora Jeremías expresa su mensaje al pueblo con la «parábola en acción» de su visita al taller de un alfarero. Escuchemos
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Jeremías 18, 1-6
Palabra del Señor que recibió Jeremías:
—«Levántate y baja al taller del alfarero, y allí te comunicaré mi palabra».
Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en el torno. A veces, le salía mal una vasija de barro que estaba haciendo, y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero.
Entonces me vino la palabra del Señor:
—«¿Y no podré yo trataros a vosotros, casa de Israel, como este alfarero? —oráculo del Señor—.
Mirad: como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 145)
La imagen del alfarero es una imagen de pertenencia. El Señor modela nuestra vida, pues está en sus manos con la misma dependencia que la masa en manos del alfarero. Con la confianza de que está en las manos del Dios de la salvación, cantemos la dicha del auxilio que nos viene del Señor, diciendo todos, con el salmo 145:
Salmo responsorial: Salmo 145, 1b-2. 3-4. 5-6
R. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes. R.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él. R.
Monición al Evangelio (Mateo 13, 44-46)
Dentro del discurso parabólico de Jesús, leemos hoy dos parábolas gemelas, muy breves y ambas coincidentes en su intención.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 47-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Entendéis bien todo esto?».
Ellos le contestaron:
—«Sí».
Él les dijo:
—«Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo».
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Al Dios creador, que moldea continuamente nuestra vida para harm de ella una obra maestra, dirijámonos con humildad y confianza Digamos juntos:
Renueva, oh Dios, nuestro corazón.
- Por la Iglesia, para que se deje moldear por las manos de su Creador, qua sea dócil al soplo del Espíritu para que pueda anunciar a la presen generación la actualidad del Reino de los cielos. Oremos.
- Por la paz: para que quien ha sido llamado al servicio del gobierno de las naciones invierta todas sus energias para favorecer el bico comin la justicia, la solidaridad y la comunión, Oremos.
- Por todas las personas marginadas, maltratadas u obligadas a emigrar y dejar su patria a causa de la guerra o de la pobreza. Para que el Señor, como sabio alfarero, moldee el barro frágil de la hustoria de la humanidad restituyendo a cada hombre su dignidad. Oremos.
- Por toda esta comunidad, reunida en torno al altar de Dios, para que siempre esperemos y confiemos en el Señor, que hizo el cielo y la tierra. Oremos.
Presidente: Las oraciones que llevamos en el corazón junto con las que no hemor expresado, las ofrecemos a ti, Dios Padre omnipotente, en las manos de Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Ahora llevamos al altar nuestros dones de vino y pan, que se convertirán en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Cantemos todos
Comunión.
Cristo, nuestro mayor tesoro, está presente en forma real en la Eucaristía. Vayamos a recibirle.
Final
Queridos hermanos, después de haber participado de esta santa misa, y haber escuchado las parábolas de Jesús, vayamos a corregir nuestras desviaciones y a ponernos en la dirección que Él aquier
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia