Color: Morado / Salterio: III Semana
Monición de entrada
En el tercer domingo de Cuaresma, en el día del Señor, les acogemos con alegría en la Casa de Dios para celebrar la Santa Eucaristía, rumbo a la gran fiesta pascual.
En la liturgia de hoy, Jesús nos va a hablar de la higuera que no da fruto. Una estupenda ocasión para descubrir la gran paciencia que Dios tiene con cada uno de nosotros, a pesar de que nuestra existencia no siempre da los frutos esperados.
Lo celebramos agradecidos y comenzamos cantando…
Moniciones a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las lecturas
La invitación a la conversión sigue sonando en este tiempo de Cuaresma. En las lecturas de hoy, Dios, que se manifiesta como el que actúa en la historia, ha visto la aflicción de su pueblo y, con la ayuda de Moisés, está dispuesto a salvarlo de la esclavitud. Pero, como dice la carta a los Corintios, una parte de este pueblo liberado y en camino hacia la tierra de promisión no llegó a alcanzar la meta por su maldad. Jesús nos pide en el evangelio, a los que hemos sido liberados y llamados a la esperanza, que nos convirtamos y demos frutos de bondad ante la salvación pascual que Dios ofrece. Escuchemos.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Éxodo 3, 1-8a. 13-15)
La primera lectura recoge uno de los encuentros personales y sorprendentes de Dios con Moisés
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Éxodo 3, 1-8a. 13-15
En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo:
—«Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza».
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:
—«Moisés, Moisés».
Respondió él:
—«Aquí estoy».
Dijo Dios:
—«No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado».
Y añadió:
—«Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob».
Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor le dijo:
—«He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel».
Moisés replicó a Dios:
—«Mira, yo iré a los israelitas y les diré:
«El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros».
Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?».
Dios dijo a Moisés:
—«»Soy el que soy»; esto dirás a los israelitas: «‘Yo-soy’ me envía a vosotros»».
Dios añadió:
—«Esto dirás a los israelitas: «Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación»».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 102)
El salmo 102 nos da una de las mejores definiciones sobre Dios en el Antiguo Testamento: Compasivo y Misericordioso. Al salmista nos uniremos diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 11
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles. R.
Monición a la segunda lectura (1 Corintios 10, 1-6. 10-12)
San Pablo nos recuerda la historia de Israel, cuando salió de Egipto y atravesó el desierto hacia la Tierra prometida, y de ella saca enseñanzas que serán de mucha utilidad para nosotros ahora.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 1-6. 10-12
No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron aquéllos.
No protestéis, como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador.
Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Lucas 13, 1-9)
A través de una parábola muy popular ya para nosotros, Jesús quiere explicarnos la paciencia que Dios tiene con nosotros, esperando nuestra conversión.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 1-9
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús contestó:
—«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
—«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
«Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?».
Pero el viñador contestó:
«Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
A Dios Padre misericordioso y omnipotente, dirijamos nuestras oraciones diciendo juntos:
Muéstranos, Señor, tu misericordia
- Para que nuestra Santa Madre, la Iglesia Católica, tenga siempre la valentía de ser portadora del mensaje de esperanza para el mundo, mostrando a los hombres el camino del bien y el perdón. Oremos
- Por todos los hombres y mujeres que se han convertido en artesanos de la paz entre los pueblos, para que nunca les falte la esperanza y la fuerza de ser los primeros en amar y, a pesar de las adversidades, logren erradicar la espiral de violencia y racismo. Oremos.
- Por los enfermos y agonizantes, para que, contemplando al Crucificado, encuentren la fuerza para abrazar con esperanza y valentía la cruz, seguros de que el Señor los acompaña en el sufrimiento cotidiano y en el paso hacia el encuentro con Él. Oremos.
- Por todos nosotros, para que hagamos vida la Palabra que hoy hemos escuchado, comenzando a dar verdaderos frutos de conversión, aprovechando así la misericordia de Dios, que siempre nos da una oportunidad de arrepentirnos y buscar su perdón. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
El pan y el vino, alimentos materiales, se transformarán en alimento de vida eterna. Los presentamos para mostrar que estamos en el camino de la conversión. Cantamos…
Comunión
Somos peregrinos en la tierra y construimos la civilización del amor. Para dar sentido a nuestra historia y llenarla de vida, vayamos a recibir el Cuerpo del Señor. Cantamos…
Final
Con la misión de dar signos de una verdadera conversión y acercarnos con más frecuencia al sacramento de la reconciliación, vayamos ahora a nuestros hogares. Cantemos…