Monición de entrada
Amadísimos hermanos, nos da mucha alegría recibirles en la casa de Dios para la celebración eucarística correspondiente al Decimocuarto Domingo del Tiempo Ordinario.
Después de que, el domingo pasado, recibiéramos el llamado de Dios a una misión en su proyecto de salvación, hoy nos envía a llevar esa Buena Nueva de salvación a aquellos que aún no le conocen.
Dispuestos a ser obreros del Señor en su viña, comenzamos esta Santa Eucaristía cantando juntos el canto de entrada…
Moniciones a las Lecturas
Opción 1: Monición para todas las lecturas
El profeta Isaías nos presenta, en la primera lectura, una descripción encantadora de Jerusalén, que, como una gran matrona, espera a que sus hijos regresen del exilio y se concentren en su regazo para consolarlos. La alabanza que resuena en el salmo bien podría estar motivada por la alegría de ese reencuentro. El evangelio de Lucas, en cambio, nos dice que la Iglesia –la Nueva Jerusalén– no esperará a que sus hijos vengan a ella, sino que saldrá a los caminos para anunciarles la paz que llega con el reinado de Dios. Escuchemos atentos esta buena noticia.
Opción 2: Monición para cada una de las lecturas
Monición a la primera Lectura (Isaías 66, 10-14c)
El Libro de Isaías trae para Israel palabras de aliento que invitan a alegrarse y saltar de gozo porque Dios tiene planes de paz. Es un anuncio de prosperidad y consuelo para su pueblo, que reanima en nosotros la esperanza y confianza en nuestro Dios.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 66, 10-14c
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto.
Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.
—Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella,
como un río, la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo,
y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo, se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará a sus siervos».
Palabra de Dios.
Monición al Salmo Responsorial (Salmo 65)
Con el salmista nos unimos para alabar y bendecir a Dios por las obras que hace en nosotros. Con gozo contestaremos:
Salmo responsorial: Salmo 65, 1-3a. 4-5. 16 y 20
R. Aclamad al Señor, tierra entera.
Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre;
cantad himnos a su gloria;
decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R.
Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R.
Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente. R.
Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi suplica,
ni me retiró su favor. R.
Monición a la segunda Lectura (Gálatas 6, 14-18)
En su despedida de la Carta a los Gálatas, San Pablo insiste en que la salvación la encontramos en Cristo crucificado, todos, sin distinción alguna. Es en la cruz de Cristo que debemos gloriarnos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14-18
Hermanos:
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Lucas 10, 1-12, 17-20)
Lucas nos detalla las instrucciones que Jesús gira a los setenta y dos discípulos que envía a los pueblos por donde luego pasaría él. Una misión exitosa que confirma el triunfo de Jesús sobre Satanás y el mal. Ahora nos disponemos a ser enviados nosotros también…
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-12, 17-20
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir él. Y les decía:
—«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid:
«Está cerca de vosotros el Reino de Dios».
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid:
«Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios».
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo».
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
—«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Él les contestó:
—«Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».
Palabra del Señor.
Oración de los Fieles
Elevemos, hermanos, nuestras oraciones al Señor que nos alegra el corazón con su presencia y digámosle con fe:
Escucha, Señor, nuestra oración.
1. Por la Iglesia Santa de Dios, para que siga extendiéndose por todo el mundo, cumpliendo diligentemente su vocación misionera. Oremos.
2. Por el Papa, Obispos, sacerdotes y religiosos consagrados para cumplir una misión evangelizadora en el mundo actual, para que la asistencia del Espíritu Santo les mantenga firmes y fieles al Evangelio de Jesús. Oremos.
3. Por la paz de los pueblos, para que Dios suscite hombres y mujeres capaces de compasión, que se preocupen por el sufrimiento de los demás y sepan intervenir concretamente para sanar toda injusticia. Oremos.
4. Por los que todavía no creen en Cristo y sufren incertidumbre en sus aspiraciones a la vida eterna, para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren el camino de la salvación. Oremos.
5. Por los que hoy participamos en este banquete del Señor, para que nuestra confianza en Dios sea siempre firme y nuestro testimonio, fuerte y seguro. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Llevemos al altar las ofrendas del Vino y el Pan, y con ellos, y con ellas presentamos también nuestras vidas al servicio del Señor para anunciar su Evangelio.
Comunión
«Está cerca de vosotros el Reino de Dios». Cristo está cerca, en medio de nosotros; acerquémonos a recibirle. Cantamos…
Final
¡Poneos en camino! ha sido la sentencia de Jesús el día de hoy. Ahora vamos a cumplir ese mandato anunciando la Buena Noticia de salvación al mundo. No esperaremos irnos como misioneros a lugares lejanos; esta misma semana comencemos con aquellos más cercanos nuestros, que están alejados de Dios.
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