Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Llegamos ya al Decimoséptimo Domingo del Tiempo Ordinario, y nos da mucha alegría recibirles para la celebración eucarística de hoy.
En ese ambiente de oración, del que nos hablará la Palabra de Dios hoy, comencemos esta Santa Misa cantando. De pie por favor.
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Moniciones a las Lecturas
Opción 1: Monición para todas las lecturas
Audacia, tenacidad, confianza… son palabras que encajan con las lecturas de hoy y que marcan constantes en la oración del discípulo. Abrahán (primera lectura) insiste en interceder ante Dios por las ciudades pecadoras; por su parte, el amigo de la parábola que hoy nos propone el evangelio mantiene su petición inoportuna para atender al huésped. Aprendamos de esta Palabra, escuchándola con mucha atención.
Opción 2: Monición para cada una de las lecturas
Monición a la primera Lectura (Génesis 18, 20-32)
Del libro del Génesis escuchemos un emotivo relato de la oración de Abrahán, que nos muestra a un Dios cercano a sus criaturas, que se deja incluso interpelar y convencer por ellas.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 18, 20-32
En aquellos días el Señor dijo:
—«La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré».
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán.
Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios:
—«¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?».
El Señor contestó:
—«Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos».
Abrahán respondió:
—«Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?».
Respondió el Señor:
—«No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco».
Abrahán insistió:
—«Quizá no se encuentren más que cuarenta».
Le respondió:
—«En atención a los cuarenta, no lo haré».
Abrahán siguió:
—«Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?».
Él respondió:
—«No lo haré, si encuentro allí treinta».
Insistió Abrahán:
—«Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?».
Respondió el Señor:
—«En atención a los veinte, no la destruiré».
Abrahán continuó:
—«Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?».
Contestó el Señor:
—«En atención a los diez, no la destruiré».
Palabra de Dios.
Monición al Salmo Responsorial (Salmo 137)
Con el salmista manifestemos ahora nuestra confianza en que Dios siempre escucha nuestras oraciones, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 6-7ab. 7c-8
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.
Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo. R.
Y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R.
Monición a la segunda lectura (Colosenses 2, 12-14)
En el texto que escucharemos de la Carta de San Pablo a los Colosenses, se insiste en el misterio bautismal como muerte y resurrección con Cristo.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2, 12-14
Hermanos:
Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados.
Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.
Palabra de Dios
Monición al Evangelio (Lucas 11, 1-13)
Los maestros espirituales de la Antigüedad enseñaban a orar a sus discípulos y Juan lo enseñó a los suyos. Hoy Jesús enseñe a sus discípulos a hacer una oración eficaz. Aprendamos también nosotros, escuchando atentamente.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 1-13
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
—«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
—«Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación»».
Y les dijo:
— «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:
«Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle».
Y, desde dentro, el otro le responde:
«No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos».
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros:
Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden!».
Palabra del Señor.
Oración de los Fieles
Con toda la fuerza del Espíritu, oremos, hermanos, y pidamos a Dios nuestro Padre, que escuche en su bondad nuestra oración. Digamos todos:
Dios misericordioso, escúchanos
- Por el papa, los obispos, sacerdotes y diáconos, para que ejerzan su ministerio siempre acompañados por la oración, que es garante de confianza en el Señor. Oremos.
- Por los políticos y gobernantes, para que se alejen de los actos corruptos y se preocupen por llevar una vida digna al servicio de los más necesitados. Oremos.
- Por las víctimas de los desastres de la naturaleza, de las guerras y de las enfermedades en general, especialmente por la pandemia, para que encuentren siempre manos generosas que alivien sus necesidades. Oremos.
- Por todos nosotros, que hemos escuchado la Palabra de Dios en esta misa, para que abramos nuestro corazón a la gracia que nos permita ir transformándonos según el plan amoroso de Dios. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Con las ofrendas de Pan y Vino, presentemos al Señor las oraciones particulares de cada uno de nosotros… cantamos.
Comunión
Dios está cerca de su pueble, escuchándole y auxiliándole. Vayamos ahora a recibirle en la Comunión. Cantemos.
Final
Vayamos ahora a dar esperanza al mundo que ha perdido su confianza en Dios. Con nuestro ejemplo, enseñemos a confiar plenamente en nuestro Padre celestial, que siempre escucha nuestras oraciones.
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Bibliografía: Aldazábal, José, Enséñame tus caminos 10 – Los Domingos Ciclo C, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona; La Casa de la Biblia, Tú tienes palabras de vida – Lectura Creyente de los Evangelios Dominicales Ciclo C, Editorial Verbo Divino