Monición de entrada
Tengan todos muy buenos días (tardes, noches), queridos hermanos. Les damos la más cordial bienvenida a la casa de Dios para celebrar juntos la fiesta de san Lucas, evangelista.
Según la tradición, san Lucas nació en Antioquía, en el seno de una familia pagana y fue médico de profesión. Convertido a la fe de Cristo, fue compañero del apóstol san Pablo, y en su libro del Evangelio expuso por orden todo lo que hizo y enseñó Jesús. Asimismo, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, narró los comienzos de la vida de la Iglesia hasta la
primera venida de Pablo a la ciudad de Roma.
Uniéndonos al compromiso misionero de san Lucas, iniciamos nuestra celebración eucarística de hoy, entonando todos el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Timoteo 4, 9-17a)
Al final de su vida, Pablo, prisionero en Roma, hace una lista de colaboradores: unos le han abandonado, otros han ido a otras misiones, algunos le han atacado y traicionado. «Sólo Lucas está conmigo», dice escuetamente, en una página que leemos con especial interés, en la fiesta de este evangelista, compañero de san Pablo. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 9-17a
Querido hermano:
Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia; Tito, a Dalmacia; sólo Lucas está conmigo. Coge a Marcos y tráetelo contigo, pues me ayuda bien en la tarea. A Tíquico lo he mandado a Éfeso.
El abrigo que me dejé en Troas, en casa de Carpo, tráetelo al venir, y los libros también, sobre todo los de pergamino.
Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, porque se opuso violentamente a mis palabras.
La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 144)
El carácter misionero del salmo 144 nos dispone para la escucha posterior del Evangelio. Dispongámonos a difundir la esperanza de salvación, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 144, 10-11. 12-13ab. 17-18
R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
Monición al Evangelio (Lucas 10, 1-9)
Jesús envía a setenta y dos discípulos, de dos en dos, a los pueblos y aldeas, a misionar, a prepararle los caminos. Lucas es un evangelista, anunciador de la Buena Noticia, misionero; un modelo estimulante para los cristianos, también de nuestro tiempo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir él. Y les decía:
—«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios»».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El Señor nos llama a dar testimonio de su Evangelio con fuerza y confianza, como el evangelista Lucas. Con la misma confianza en el amor del Padre, elevemos a Él nuestras oraciones diciendo:
Señor, haznos testigos de tu Evangelio.
- Por la Iglesia, para que el Señor no la prive nunca de la luz del Espíritu, para que sepa leer los signos de los tiempos y acompañar a la humanidad por los caminos del bien. Oremos.
- Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y los misioneros, para que sean siempre hijos de la paz en la difusión de la belleza del Evangelio donde quiera que sean llamados, que, como los primeros discípulos de Jesús, vivan su vocación y consagración con entusiasmo, ánimo apostólico, pasión por Dios y por el hombre. Oremos.
- Por los misioneros del Evangelio que operan en países hostiles, pobres o donde hay conflictos y dictaduras, para que sean animados por la franqueza y la fuerza que manan de la invitación de Jesús a anunciar en todo lugar el Evangelio y que sean sostenidos por la oración incesante de toda la Iglesia. Oremos.
- Por los que trabajan en los hospitales y en todos los campos de la salud, para que san Lucas, patrono de los médicos, los guíe en su servicio, para que sean siempre motivados por el respeto por cada enfermo, por la defensa y protección de la dignidad humana, y por la profesionalidad y la competencia. Oremos.
- Por toda esta comunidad reunida en torno al altar de Dios, para que, imitando las virtudes de san Lucas, sintamos el deseo ardiente de llevara a los demás el anuncio de la Buena Nueva de salvación. Oremos.
Presidente: Señor Jesús, que en san Lucas nos has dado un fiel discípulo y anunciador de tu Evangelio, concédenos también a nosotros la misma radicalidad y la misma alegría del evangelista, para reconocerte en nuestra cotidianidad y difundir la paz que nace del encuentro contigo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Junto al pan y el vino, ofrezcamos nuestra disposición para ser mensajeros del plan de amor de Dios.
Comunión.
Cristo, que nos manda a ser misioneros, nos anima en nuestra labor alimentándonos con su Cuerpo y su Sangre. Acerquémonos a recibirlo.
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Fuentes: Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 7, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oraciones de los Fieles Fiestas y Solemnidades, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.