Monición de Entrada
Queridos hermanos, tengan muy buenos días (tardes, noches). Sean todos bienvenidos a la celebración eucarística en el martes de la sexta semana del tiempo ordinario.
Pedimos a Dios que la participación en esta misa nos ayude a seguir reconstruyendo nuestra vida y disponemos nuestro corazón para que su Palabra caiga en tierra fértil.
Comencemos la celebración eucarística de hoy con el canto de entrada. De pie y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Génesis 6, 5-8; 7, 1-5. 10)
Hemos venido escuchando relatos del Génesis que nos hablan de las consecuencias del pecado de Adán y Eva. La lectura de hoy continúa en esa dirección, pero muestra a la humanidad una señal de esperanza: Dios quiere hacer nuevas todas las cosas.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 6, 5-8; 7, 1-5. 10
Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón.
Y dijo:
—«Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho».
Pero Noé alcanzó el favor del Señor.
El Señor dijo a Noé:
—«Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra.
Dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie de la tierra a todos los vivientes que he creado».
Noé hizo todo lo que le mandó el Señor.
Pasados siete días vino el diluvio a la tierra.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 28)
Después de la lectura de la primera página tan dolorosa de la humanidad, con el salmo 103 pedimos sabiduría a Dios y le alabamos por la victoria de Cristo sobre el mal. Unámonos al salmista diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 28, 1a y 2. 3ac-4. 3b y 9c-10
En respuesta a la primera lectura, el salmo 28 nos muestra el poder de Dios, al que todo el cosmos le obedece. Unámonos al salmista diciendo:
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.
El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!».
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R.
Monición al Evangelio (Marcos 8, 14-21)
Jesús aprovecha cualquier situación de la vida para dar una lección a sus oyentes. Hoy, a partir de un episodio sin mayor importancia, Jesús les da a sus discípulos una lección sobre la levadura que deben evitar.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 14-21
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca.
Jesús les recomendó:
—«Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes».
Ellos comentaban:
—«Lo dice porque no tenemos pan».
Dándose cuenta, les dijo Jesús:
—«¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿Cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?».
Ellos contestaron:
—«Doce».
—«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?».
Le respondieron:
—«Siete».
Él les dijo:
—«¿Y no acabáis de entender?».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: los hermanos que viven a nuestro alrededor son signos de la presencia de Dios. Reconozcamos en nosotros y en ellos esa presencia y digamos todos:
Enséñanos a vivir en unidad, Señor.
- Por la Iglesia, para que a través de los sacramentos siga introduciendo a sus hijos a una vida renovada y plena en Cristo Jesús. Oremos.
- Por quienes gobiernan las naciones, para que impulsen políticas orientadas al cuidado de la naturaleza que Dios creó para bien de todos, evitando el uso excesivo, descontrolado y egoísta de los recursos naturales. Oremos.
- Por todos los que sufren por cualquier circunstancia, para que encuentren en su dolor la presencia de un Dios misericordioso que también a través del dolor renueva en el hombre su fe y esperanza. Oremos.
- Por todos nosotros, reunidos en torno al altar, para que, ante las fatigas y dificultades de la vida, no olvidemos nunca la obra que Dios ha hecho con nosotros, con su amor sobreabundante y su infinita. Oremos.
Presidente: Oh Dios que con paciencia miras nuestra debilidad, escucha nuestra oración y concédenos la fuerza para romper los vínculos de complicidad con el pecado y la gracia de vivir siempre en tu presencia. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
El Señor siempre nos bendice con los frutos del campo. Ahora llevamos pan y vino al altar, para hacer con ellos posible el milagro de la presencia real de Cristo en esta eucaristía.
Comunión
Llega el momento de participar del banquete eucarístico. Acerquémonos a recibir el pan que nos da la vida eterna.
Final
Queridos hermanos, la participación en esta celebración, como en todos los sacramentos, renueva nuestro interior y transforma nuestra vida. Nos despedimos, al finalizar esta misa, invitándoles a seguir participando de nuestras celebraciones eucarísticas diarias.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.