Monición de entrada
Queridos hermanos, para finalizar la semana trigésima del tiempo ordinario, nos reunimos en torno al altar de Dios para celebrar juntos esta santa eucaristía. Sean todos bienvenidos.
Hay una lección muy importante de humildad que Jesús nos quiere transmitir el día de hoy. Preparemos nuestro corazón, vaciándolo de nuestros egoísmos y dejándonos llenar por la gracia de Dios, y demos inicio a esta celebración con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Romanos 11, 1-2a. 11-12. 25-29)
En el texto que leemos hoy, de su carta a los Romanos, sigue la reflexión de san Pablo sobre la suerte de su pueblo y la pena que le da su obstinación contra Cristo. Pongamos mucha atención.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11, 1-2a. 11-12. 25-29
Hermanos:
¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún modo. También yo soy israelita, descendiente de Abrahán, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado al pueblo que él eligió.
Pregunto ahora: ¿Han caído para no levantarse? Por supuesto que no. Por haber caído ellos, la salvación ha pasado a los gentiles, para dar envidia a Israel.
Por otra parte, si su caída es riqueza para el mundo, es decir, si su devaluación es la riqueza de los gentiles, ¿qué será cuando alcancen su pleno valor?
Hay aquí una profunda verdad, hermanos, y, para evitar pretensiones entre vosotros, no quiero que la ignoréis: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que entren de todos los pueblos; entonces todo Israel se salvará, según el texto de la Escritura:
«Llegará de Sión el Libertador,
para alejar los crímenes de Jacob;
así será la alianza que haré con ellos
cuando perdone sus pecados».
Considerando el Evangelio, son enemigos, y ha sido para vuestro bien; pero considerando la elección, Dios los ama en atención a los patriarcas, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 93)
El misterio del pueblo de Israel no es indescifrable. San Pablo tiene bien claro que, pese a las apariencias, está abocado a la salvación. El Señor no rechaza a su pueblo. Dios salva y protege. Por eso, con el salmo 93, glorifiquemos a Dios diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 93, 12-13a. 14-15. 17-18
R. El Señor no rechaza a su pueblo.
Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros. R.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón. R.
Si el Señor no me hubiera auxiliado,
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene. R.
Monición al Evangelio (Lucas 14, 1. 7-11)
Invitado a comer en casa de un fariseo, Jesús aprovecha para darles una lección de humildad. Lección que es también para nosotros, ahora.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1. 7-11
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola:
—«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá:
«Cédele el puesto a éste».
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
«Amigo, sube más arriba».
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Padre, el Evangelio que hemos escuchado nos recuerda que tu Hijo, el primero de todos, se puso en el último lugar y se hizo siervo de todos. Haz que su vida sea también la nuestra. Por eso oremos todos diciendo:
Escúchanos, Señor.
- Por todos los que tienen responsabilidades en la Iglesia, para que no abusen de la autoridad que han recibido, sino que sepan ponerla con humildad al servicio del crecimiento de las comunidades y de las personas que les han sido confiadas. Oremos.
- Por los jefes de Estado, los gobernantes, los alcaldes y todos aquellos a quienes les ha sido confiada una parte de la sociedad civil, para que aprendan a evitar la tentación del poder y del interés personal, y sepan gastar sus energías en favor del progreso y del bienestar de los individuos y de los pueblos. Oremos.
- Por los que, sin haberlo escogido, están en el último lugar; por todos los pobres, los indigentes, los olvidados de la historia, para que, junto a la consolación de Dios, puedan encontrar también nuestra caridad. Oremos.
- Por todos los que mueren en soledad, sin tener a su lado ni siquiera una persona que les tienda la mano: para que puedan sentir con fuerza la presencia de Dios Padre que los perdona, los consuela y los acoge en la paz. Oremos.
- Por toda esta comunidad, para que, aprendiendo la lección del Evangelio de hoy, aprendamos a ser humildes y ponernos al servicio de los demás. Oremos.
Presidente: Padre, al final de esta semana, te presentamos nuestras intenciones de oración, las que te hemos expresado y las que en estos días se han quedado en nuestros corazones. Las confiamos a tu bondad y a tu misericordia. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.