Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) amados hermanos. Hoy es jueves eucarístico y eso nos llena de mucha alegría al reunirnos para celebrar la santa misa. Sean todos bienvenidos.
Estamos en la vigésimo séptima semana del tiempo ordinario y Dios nos dará hoy una lección sobre la oración. Abramos nuestros corazones a la acción del Espíritu Santo y dispongámonos a iniciar esta celebración, entonando todos el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Gálatas 3, 1-5)
Con un lenguaje bastante duro, san Pablo reprocha a los cristianos de Galacia su ligereza en cambiar de evangelio. Atentos escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 1-5
¡Insensatos gálatas!
¿Quién os ha embrujado?
¡Y pensar que ante vuestros ojos presentamos la figura de Jesucristo en la cruz!
Contestadme a una sola pregunta: ¿recibisteis el Espíritu por observar la ley, o por haber respondido a la fe?
¿Tan estúpidos sois?
¡Empezasteis por el espíritu para terminar con la carne!
¡Tantas magníficas experiencias en vano!
Si es que han sido en vano.
Vamos a ver: Cuando Dios os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿por qué lo hace?
¿Porque observáis la ley, o porque respondéis a la fe?
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Lucas 1. 69-70, 71-72. 73-75)
Toda la historia de las promesas tiene su culminación en Jesucristo. Él es la salvación de Dios para todo el que cree. Con el canto de Zacarías proclamamos esta salvación total y definitiva que, por la fidelidad al juramento hecho a nuestro padre Abrahán, Dios nos concede en Jesucristo. Hagámoslo diciendo todos:
Interleccional: Lucas 1. 69-70, 71-72. 73-75
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo.
Nos ha suscitado una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas. R.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza. R.
Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días. R.
Monición al Evangelio (Lucas 11, 5-13)
Siguiendo con su enseñanza sobre la oración, hoy nos propone Jesús dos pequeños ejemplos tomados de la vida familiar, para explicarnos la necesidad y eficacia de una oración perseverante.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 5-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:
«Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle».
Y, desde dentro, el otro le responde:
«No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos».
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros:
Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El Señor no se cansa de donar, a quienes lo piden, su Espíritu. Con la misma confianza en el «amigo» del Evangelio, pidamos también nosotros:
Señor, concédenos tu Santo Espíritu.
- Por las comunidades parroquiales, pequeñas Iglesias en la gran Iglesia de Dios. Para que en ellas se respire la belleza de la amistad, compartiendo las alegrías y las fatigas, el gusto por el servicio a los hermanos y la alegría de la oración hecha en común. Oremos.
- Por el Papa Francisco. Que en su ministerio obtenga siempre fuerza, paz y entusiasmo de su amistad firme con el Padre, y sea sostenido por la continua e incansable oración de toda la Iglesia. Oremos.
- Por las familias que viven en los condominios. Que, superando la desconfianza y la extrañeza, crezca el conocimiento recíproca que hace posible la ayuda mutua y la serena convivencia. Oremos.
- Por las personas que son engañadas por el esplendor del éxito, de la droga, del alcohol, y olvidan que la única certeza está en la muerte y en la resurrección de Jesús. Que puedan encontrar amigos que con la misma ternura y fuerza de san Pablo los lleven de nuevo a la vida plena en Cristo, Oremos.
Presidente: Señor Jesús, tú has dicho que a quien toque a la puerta se le abrirá. Nosotros hemos tocado a la puerta para pedirte que escuches muestra peticiones y ahora te pedimos que las atiendas. Tú que vives y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia