Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. En los inicios de la décimo quinta semana del tiempo ordinario, les damos la más cordial bienvenida a la casa de Dios para celebra la santa eucaristía diaria.
Hoy también celebramos la memoria de san Buenaventura, obispo de Albano y doctor de la Iglesia, celebérrimo por su doctrina, por la santidad de su vida y por las preclaras obras que realizó en favor de la Iglesia.
Jesús quiere darnos instrucciones importantes en este día, para la misión que tiene asignada para cada uno de nosotros. Dispongámonos a recibirlas, iniciando esta celebración con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Isaías 1, 10-17)
La primera lectura de hoy se trata de un litigio de Dios con su pueblo. Dios viene como parte ofendida a denunciar la infidelidad de la otra parte, que es el pueblo. Escuchemos atentos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 1, 10-17
Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:
«¿Qué me importa el número de vuestros sacrificios?
—dice el Señor—.
Estoy harto de holocaustos de carneros,
de grasa de cebones;
la sangre de toros, corderos y chivos
no me agrada.
¿Por qué entráis a visitarme?
¿Quién pide algo de vuestras manos
cuando pisáis mis atrios?
No me traigáis más dones vacíos,
más incienso execrable.
Novilunios, sábados, asambleas,
no los aguanto.
Vuestras solemnidades y fiestas
las detesto;
se me han vuelto una carga
que no soporto más.
Cuando extendéis las manos,
cierro los ojos;
aunque multipliquéis las plegarias,
no os escucharé.
Vuestras manos están llenas de sangre.
Lavaos, purificaos,
apartad de mi vista vuestras malas acciones.
Cesad de obrar mal,
aprended a obrar bien;
buscad el derecho,
enderezad al oprimido;
defended al huérfano,
proteged a la viuda».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 49)
El salmo 49 es otro litigio de Dios con el pueblo, más desarrollado y con la misma estructura fundamental, denunciando un culto viciado por la injusticia. El texto
litúrgico ha seleccionado unos cuantos versos significativos. Unamos nuestras voces al salmista diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 49, 8-9. 16bc-17. 21 y 23
R. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.
«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños». R.
«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?». R.
«Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R.
Monición al Evangelio (Mateo 10, 34—11, 1)
Terminamos hoy la lectura del «discurso de la misión», el capítulo 10 de Mateo. Y lo hacemos escuchando unas afirmaciones paradójicas de Jesús. Preparémonos cantando el aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 34—11, 1
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
—«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará.
El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: la Palabra de Dios que hemos escuchado nos invita a tomar una posición firme, a seguir decididamente al Señor, a creer que la vida que se gasta por Él es vida ganada. Oremos:
Mantennos contigo, Señor.
- Por el Papa, los obispos y todos los sacerdotes: que sepan siempre ser guias seguros, capaces de anunciar con franqueza a todos los hombres y mujeres de esta generación la Palabra que libera y salva. Oremos.
- Por nuestro país y por sus gobernantes: que la atención a los más pobres y a los marginados esté siempre antes que cualquier interés particular, de poder y de éxito personal. Oremos.
- Por los enfermos y por todas las personas discapacitadas: que nunca estén solos en su sufrimiento y que siempre puedan gozar de la compañía fraterna y consoladora de quien los cuida. Oremos.
- Por todos nosotros: para que aprendamos que seguir al Señor es amar a los hermanos, hacer el bien, buscar la justicia, socorrer en la caridad a los pobres y a los oprimidos. Oremos.
Presidente: Padre, acoge nuestra oración, conviértenos a ti y envia tu Espíritu para que nos haga verdaderos discípulos de Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Con el pan y el vino que llevamos al altar, ofrezcamos también nuestra disposición firme de seguir a Jesús incondicionalmente.
Comunión.
«El que me recibe a mí recibe al que me ha enviado», nos ha dicho Jesús en el Evangelio de hoy. Acerquémonos a recibir al mismo Jesús en el pan y el vino consagrados.
Final
Hermanos, sabiendo que seguir a Jesús exige radicalidad, vayamos a poner en práctica lo que aquí hemos aprendido, dispuestos a encontrarnos de frente con un mundo totalmente opuesto a los planes de Dios.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 5, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia