Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) amados hermanos. Nos disponemos a participar de la primera misa diaria de la vigésimo segunda semana del tiempo ordinario, en el que también recordamos a san Martín de Tours, obispo, patrono de la Guardia Suiza Pontificia. Sean todos bienvenidos a la casa de Dios.
Es por fe que estamos en la casa de Dios celebrando esta misa. Que la participación en la misma aumente nuestra confianza en Dios y nos permita cada día dar signos de nuestra conversión.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Tito 1, 1-9)
A partir de hoy, y durante tres días, leeremos una de las cartas pastorales de Pablo: la que escribió a su discípulo Tito, que había sido pagano y, una vez convertido por Pablo, le acompañó muchas veces en sus viajes y era uno de sus hombres de confianza. Escuchemos el texto de hoy.
PRIMERA LECTURA
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a Tito 1, 1-9
Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para promover la fe de los elegidos de Dios, y el conocimiento de la verdad, según la piedad apoyada en la esperanza de la vida eterna.
Dios, que no miente, había prometido esa vida desde tiempos inmemoriales; al llegar el momento, la ha manifestado abiertamente con la predicación que se me ha confiado, según lo dispuso Dios, nuestro salvador.
Querido Tito, verdadero hijo mío en la fe que compartimos; te deseo la gracia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, salvador nuestro.
Mi intención al dejarte en Creta era que pusieras en regla lo que faltaba y establecieses presbíteros en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di.
El candidato, que sea un hombre sin tacha, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean indóciles ni acusados de mala conducta.
Porque el obispo, siendo administrador de Dios, tiene que ser intachable, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias.
Al contrario, ha de ser hospitalario, amigo de lo bueno, prudente, justo, fiel, dueño de sí.
Debe mostrar adhesión a la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir a los adversarios.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 23)
Las exigencias que pone san Pablo a los que van a ser elegidos presbíteros nos hace recordar, con el salmo 23, las condiciones para subir al monte del Señor. Es la exigencia de respuesta al don de Dios, que después se convertirá en nuevas bendiciones salvadoras. Unámonos al salmista diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6
R. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
Monición al Evangelio (Lucas 17, 1-6)
Del Evangelio de san Lucas dispongámonos a escuchar hoy varias recomendaciones breves de Jesús sobre el escándalo, el perdón y la fe. Cantemos primero el aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
—«Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca!
Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.
Tened cuidado.
Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día y siete veces vuelve a decirte: «Lo siento», lo perdonarás».
Los apóstoles le pidieron al Señor:
—«Auméntanos la fe».
El Señor contestó:
—«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:
«Arráncate de raíz y plántate en el mar».
Y os obedecería».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Al Señor, que quiere que seamos trabajadores incansables por su Reino, confiemos nuestras oraciones diciendo:
Concédenos tu luz, Señor.
- Por todo el pueblo de Dios: para que su obrar sea siempre para la gloria de Dios y que en el momento en que caiga, se equivoque y provoque escándalo, esté dispuesto a arrepentirse y a volver por el camino correcto. Oremos.
- Por el Papa y los sacerdotes: que, conscientes de que han sido escogidos por el Señor, busquen conformar cada vez más su corazón a Cristo, desarrollando su ministerio con caridad y sencillez. Oremos.
- Por los jóvenes que se han alejado de la fe debido a nuestra incoherencia: para que a través de nuestra toma de conciencia y de nuestra conversión, puedan volver a creer que es posible seguir al Señor de manera radical y en la alegría. Oremos.
- Por los que tienen responsabilidades educativas: que la tarea que les ha sido confiada sea vivida como uno instrumento para ayudar al crecimiento integral de la persona y no como un medio para alcanzar el prestigio personal. Oremos.
Presidente: Padre, elimina todo obstáculo en nuestro camino hacia ti y concédenos siempre tu misericordia. Acoge nuestras oraciones, en el nombre de Cristo nuestro Señor. Amén
Comunión
Como los apóstoles, también nosotros le pedimos a Jesús: «Auméntanos la fe», para nunca dudar de la presencia real de Cristo en el pan y el vino consagrados.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia