Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches), queridos hermanos. Les damos la más cordial bienvenida a la casa de Dios para la celebración eucarística, en el miércoles de la décimo novena semana del tiempo ordinario, en el que también celebramos la Memoria de san Maximiliano María Kolbe, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir, que fue fundador de la Milicia de María Inmaculada.
Dios nos llama a vivir fraternalmente, en comunidad. Como una sola familia, comencemos la celebración de esta misa entonando todos el canto de entrada. De pie y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Ez. 9, 1-7; 10, 18-22)
El profeta Ezequiel está en el destierro de Babilonia, pero, en espíritu, más bien se encuentra en Jerusalén y nos presenta un cuadro impresionante de matanzas y desgracias.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Ezequiel 9, 1-7; 10, 18-22
Oí al Señor llamar en voz alta:
—«Acercaos, verdugos de la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal».
Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte, empuñando mazas. En medio de ellos, un hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura. Al llegar, se detuvieron junto al altar de bronce.
La gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, yendo a ponerse en el umbral del templo.
Llamó al hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura, y le dijo el Señor:
—«Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen».
A los otros les dijo en mi presencia:
—«Recorred la ciudad detrás de él, hiriendo sin compasión y sin piedad. A viejos, mozos y muchachas, a niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos; pero a ninguno de los marcados lo toquéis. Empezad por mi santuario».
Y empezaron por los ancianos que estaban frente al templo.
Luego les dijo:
—«Profanad el templo, llenando sus atrios de cadáveres, y salid a matar por la ciudad».
Luego la gloria del Señor salió, levantándose del umbral del templo, y se colocó sobre los querubines. Vi a los querubines levantar las alas, remontarse del suelo, sin separarse de las ruedas, y salir. Y se detuvieron junto a la puerta oriental de la casa del Señor; mientras tanto, la gloria del Dios de Israel sobresalía por encima de ellos.
Eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel a orillas del río Quebar, y me di cuenta de que eran querubines. Tenían cuatro rostros y cuatro alas cada uno, y una especie de brazos humanos debajo de las alas, y su fisonomía era la de los rostros que yo había contemplado a orillas del río Quebar. Caminaban de frente.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 112)
Ante la grandeza de Dios quedamos sobrecogidos y cantamos su gloria. El salmo 112 nos hace una invitación a la alabanza. Alabemos a Dios diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 112, 1-2. 3-4. 5-6
R. La gloria del Señor se eleva sobre el cielo.
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.
De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo. R.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.
Monición al Evangelio (Mateo 18, 15-20)
En el texto del Evangelio de San Mateo, que escucharemos hoy, sigue el «discurso eclesial o comunitario» de Jesús, esta vez referido a la corrección fraterna. La segunda parte de este texto acentúa la presencia de Cristo en la comunidad de conversión y de oración que es la Iglesia.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Al Señor Dios, que nos señala el diálogo como medio para superar y resolver cualquier tensión, pidamos:
Haznos, Señor, instrumento de paz y diálogo.
- Por la Iglesia: para que sea maestra que enseñe el arte de la corrección fraterna que nace del amor más genuino, como llamada que nos da la oportunidad a nosotros y a los hermanos de darnos cuenta del error y corregirlo, Oremos.
- Por el Papa y todo el orden sacerdotal: para que siempre estén iluminados por el Espíritu en sus enseñanzas y que su llamada a asumir nuestra responsabilidad en la vida social encuentre correspondencia en nosotros, que sepan reconocer el bien y el mal, y distinguir las buenas iniciativas de las vanas, aunque estén adornadas de bellas apariencias. Oremos.
- Para que el don de la paz llene los corazones de las personas que se reúnen a orar juntas, venciendo toda forma de individualismo. Que el Señor escuche a quien supera sus intereses inmediatos para dedicarse a la oración común. Oremos.
- Por todos los hermanos y hermanas que a causa de herencia, legados y otros intereses están divididos por muros de silencio y hostilidad: para que vuelvan a descubrir el valor de la unidad de la familia como verdadera y gran riqueza. Oremos.
- Por toda esta comunidad que hoy se ha reunido en torno al altar de Dios, para que se abra a la corrección y a la oración comunitaria. Oremos.
Presidente: Padre bueno, que has enviado a tu Hijo a enseñarnos cómo amar correctamente con palabras y obras, haz que, escuchandolo, cambiemos todo mal comportamiento. Él vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Con las ofrendas de pan y vino, presentemos al Señor también nuestra disposición a la corrección fraterna.
Comunión.
Cristo, que nos llama a vivir en comunidad, nos invita a ponernos en comunión con todos, acudiendo al banquete del amor fraterno. Vayamos con fe a comulgar.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 5, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia