Para los lugares donde se celebre a san Francisco ver: Moniciones y Lecturas San Francisco de Asís
Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) amados hermanos. Nos llena de mucha alegría tenerles con nosotros en este lugar, para celebrar juntos la santa misa en el viernes de la vigésimo sexta semana del tiempo ordinario, en el que también celebramos la memoria de san Francisco de Asís, místico, de los santos más representativos de la cristiandad.
Dios nos llama a la conversión y a la santidad. La Palabra de Dios de hoy nos invita a reconocer nuestras faltas y dejarnos abrazar por el amor de un Dios misericordioso, dispuesto a perdonarnos.
Reconociendo nuestra fragilidad humana ante las tentaciones, iniciamos esta celebración con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Para los lugares donde se celebre a san Francisco ver: Moniciones y Lecturas San Francisco de Asís
Monición a la primera lectura (Job 38, 1. 12-21; 40, 3-5)
Después del silencio de Dios, ahora escuchamos su respuesta a Job y a sus amigos. Habla desde la tormenta, subrayando la grandeza de su poder. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Job 38, 1. 12-21; 40, 3-5
El Señor habló a Job desde la tormenta:
«¿Has mandado en tu vida a la mañana
o has señalado su puesto a la aurora,
para que agarre la tierra por los bordes
y sacuda de ella a los malvados,
para que la transforme como arcilla bajo el sello
y la tiña como la ropa;
para que les niegue la luz a los malvados
y se quiebre el brazo sublevado?
¿Has entrado por los hontanares del mar
o paseado por la hondura del océano?
¿Te han enseñado las puertas de la muerte
o has visto los portales de las sombras?
¿Has examinado la anchura de la tierra?
Cuéntamelo, si lo sabes todo.
¿Por dónde se va a la casa de la luz
y dónde viven las tinieblas?
¿Podrías conducirlas a su país
o enseñarles el camino de casa?
Lo sabrás, pues ya habías nacido entonces
y has cumplido tantísimos años».
Job respondió al Señor:
«Me siento pequeño, ¿qué replicaré?
Me taparé la boca con la mano;
he hablado una vez, y no insistiré,
dos veces, y no añadiré nada».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 138)
Los versos seleccionados del salmo 138 nos hablan de las polaridades en que se realiza la existencia humana bajo la mirada única de Dios y de la huida humana, que
desemboca siempre en Dios. Reconozcamos nuestras limitaciones y demos gracias a Dios diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 138, 1-3, 7-8. 9-10. 13-14ab
R. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R.
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras. R.
Monición al Evangelio (Lucas 10, 13-16)
Jesús y los suyos tenían ya experiencia de fracaso en su trabajo evangelizador. En el texto evangélico de hoy, tomado de san Lucas, Jesús hace un anuncio duro para los que no han sabido acoger al enviado de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús:
—«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza.
Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno.
Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Oremos con confianza al Señor para que la Palabra y su amar nos encuentren atentos y dispuestos. Por eso digamos juntos:
Convierte nuestros corazones, Señor.
- Por la Iglesia: para que viva en una actitud de profunda acogida y gratitud por la misericordia con la que Dios la visita y por los dones que continuamente le ofrece. Oremos.
- Por el hombre de hoy que parece alejado e insensible a los llamados del Señor: para que, al experimentar el vacío y la esterilidad de sus empresas, se abra a la única via que da la vida. Oremos.
- Por los que viven alejados del Señor porque están obstinados en una vida de pecado: que el soplo del Espíritu pueda tocar sus corazones con el abrazo de su perdón. Oremos.
- Por todos nosotros aquí presentes: para que el Señor nos ayude a a no caer en la indiferencia y en la superficialidad, sino que siempre sepamos ponerlo a Él en primer lugar. Oremos.
Presidente: Conviértenos a ti, Señor, para que, en la escucha obediente de u Palabra nos dejemos transformar por tu amor. Tú que vives y reinas por los sigl de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Junto al pan y el vino, llevemos también al altar nuestro propósito de conversión. Cantemos todos.
Comunión.
Cristo nos llama a al arrepentimiento de nuestros pecados para poder habitar en nuestro corazón. Arrepentidos de nuestras culpas, y con un corazón limpio, acerquémonos a comulgar.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.