Tips litúrgicos.
- Color: blanco
- Misa: De la fiesta, Gloria, Prefacio de la Dedicación
- Lecturas: LS: Ez 47, 1-2. 8-9. 12; Sal 45; 1Cor 3,9c-11. 16-17; Jn 2, 13-22
- Liturgia de las Horas: De la fiesta.
- Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
- De las dos lecturas alternativas para antes del evangelio, se puede hacer, como siempre, la opción de elegir la primera para los años impares, y la segunda, para los pares. Si este día coincide con un domingo, como quiera que es fiesta del Señor, sus lecturas propias prevalecen sobre las del domingo, y entonces se proclaman las tres.
Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Nos complace recibirles en la casa de Dios para celebrar la Santa Misa en la Dedicación de la Basílica de Letrán.
Esta basílica es la madre de todas las iglesias y fue mandada a construir por Constantino, inmediatamente después de la paz. Fue consagrada por el papa san Silvestre el año 324.
Este templo es la catedral de Roma. Aunque el Vaticano es donde vive actualmente el Papa, san Juan de Letrán, que había sido su residencia durante siglos y sede de famosos Concilios, sigue siendo su catedral.
Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
Las lecturas nos ayudan a entender qué es la Iglesia y, dentro de ella, los templos, o sea, el «templo-edificio» y el «templo-comunidad. Pongamos mucha atención a la proclamación de la Palabra de Dios.
Monición para cada una de las lecturas
Monición a la primera lectura (Ezequiel 47,1-2.8-9.1)
Ezequiel fue un profeta que sufrió, junto con su pueblo, la terrible experiencia del destierro, en el siglo VI antes de Cristo. Su dolor aumentó cuando se enteraron de que Jerusalén había sido destruida y su Templo, profanado por los paganos. Hoy nos revela las visiones con imágenes simbólicas con las que consoló y dio esperanza a los israelitas.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo.
Del zaguán del templo manaba agua hacia levante —el templo miraba a levante—. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar.
Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.
Me dijo:
—«Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente.
A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 45)
Dios habita entre nosotros, pues somos su templo. Unámonos al salmista para alabar al Señor con el salmo 45 diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 45, 2-3. 5-6. 8-9
R. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe. R.
Monición a la segunda Lectura (1 Corintios 3,9-11.16-17)
San Pablo, en su carta a los corintios, subraya la coordinación, la
trabazón orgánica de todo el pueblo de Dios en una única construcción que va
creciendo: el templo de Dios.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 9c-11. 16-17
Hermanos:
Sois edificio de Dios. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye.
Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Juan 2,13-22)
Escucharemos ahora un relato del Evangelio de San Juan, que nos muestra el celo de Jesús por la Casa de Dios. Las palabras de Jesús nos mostrarán la verdadera identidad de este edificio eclesial, que es el Señor Resucitado, nuestro verdadero templo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
—«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
—«¿Qué signos nos muestras para obrar así?».
Jesús contestó:
—«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
—«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: La fiesta de la dedicación de la Basílica de Letrán nos recuerda que somos el auténtico templo de Dios, edificado por Cristo y su Espíritu. Puesta en Jesús nuestra mirada, expresemos hoy nuestras necesidades diciendo todos:
«Ven y quédate con nosotros, Señor»
- Por el Papa Francisco, obispo de Roma, para que Dios bendiga esta diócesis y, en ella, bendiga también a todos los obispos del mundo. Oremos.
- Por la Santa Iglesia, esposa de Cristo, para que sea reflejo de la Jerusalén celestial, embellecida y edificada por el testimonio y la fe de los creyentes sobre piedras vivas y escogidas. Oremos.
- Por la Ciudad de Roma, sede del sucesor de Pedro, para que su Iglesia y los creyentes, lo s ciudadanos todos y la administración pública, puedan madurar continuamente en la conciencia de la responsabilidad que el Señor les confía como punto de referencia y guía en la fe para toda la cristiandad. Oremos.
- Por los que se han alejado de Dios porque se han desilusionado de la Iglesia y de las personas que han encontrado en ella, para que puedan encontrar hermanos y hermanas que viven la fe con autenticidad y puedan descubrir que la salvación que viene de Dios supera las barreras de nuestra fragilidad y de nuestros límites. Oremos.
- or nosotros, para que no olvidemos nunca que somos templo de Dios y que todos somos llamados a ser, con nuestra vida, piedras vidas de su Iglesia. Oremos.
Presidente: Acompaña el camino de la Iglesia, Señor, para que tu nombre permanezca para siempre en ella y en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Ahora llevemos las ofrendas de Pan y Vino, que se convertirán en el alimento espiritual que sostiene a nuestra Iglesia. Cantemos todos.
Comunión
Llega el momento de acercarnos al altar, aceptando la invitación de Jesús a comer su Cuerpo y beber su sangre. Hagámoslo con suma devoción y fe.