Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan muy buenos días (tardes, noches). Les damos la más cordial bienvenida a este lugar para celebrar juntos la misa, en el martes e la cuarta semana de Cuaresma.
En este día de cuaresma las lecturas bíblicas hablan del agua como signo de vida y nueva creación.
Dispongámonos a recibir la vida nueva que Cristo nos trae, y comencemos esta celebración con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Ezequiel 47, 1-9. 12)
La lectura del profeta Ezequiel nos prepara a entender luego la escena del evangelio, hablándonos del agua que cura y salva, y por tanto, en el marco de la Cuaresma, nos recuerda nuestro Bautismo, que tendrá su actualización más densa en la Vigilia Pascual.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Ezequiel 47, 1-9. 12
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo.
Del zaguán del templo manaba agua hacia levante
—el templo miraba a levante—.
El agua iba bajando por el lado derecho del templo,
al mediodía del altar.
Me sacó por la puerta septentrional
y me llevó a la puerta exterior que mira a levante.
El agua iba corriendo por el lado derecho.
El hombre que llevaba el cordel en la mano
salió hacia levante.
Midió mil codos y me hizo atravesar las aguas:
¡agua hasta los tobillos!
Midió otros mil y me hizo cruzar las aguas:
¡agua hasta las rodillas!
Midió otros mil y me hizo pasar:
¡agua hasta la cintura!
Midió otros mil. Era un torrente que no pude cruzar,
pues habían crecido las aguas y no se hacía pie;
era un torrente que no se podía vadear.
Me dijo entonces:
—«¿Has visto, hijo de Adán?».
A la vuelta me condujo por la orilla del torrente.
Al regresar, vi a la orilla del río una gran arboleda en sus dos márgenes.
Me dijo:
—«Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina,
bajarán hasta la estepa,
desembocarán en el mar de las aguas salobres,
y lo sanearán.
Todos los seres vivos que bullan
allí donde desemboque la corriente, tendrán vida;
y habrá peces en abundancia.
Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar
y habrá vida dondequiera que llegue la corriente.
A la vera del río, en sus dos riberas,
crecerán toda clase de frutales;
no se marchitarán sus hojas
ni sus frutos se acabarán;
darán cosecha nueva cada luna,
porque los riegan aguas que manan del santuario;
su fruto será comestible
y sus hojas medicinales».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 45)
A Dios, que es nuestro refugio, alabemos con el salmo 45 diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 45, 2-3. 5-6. 8-9
R. El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra. R.
Monición al Evangelio (Juan 5, 1-3. 5-16)
El agua es vida, resurrección y anuncio del bautismo en el Espíritu. Cristo Jesús, que es esa bendición de Dios que el profeta entrevió para su pueblo, en la primera lectura, hace un milagro junto a la piscina de Betesda, según el relato del Evangelio de San Juan.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 5, 1-3. 5-16
En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.
Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:
—«¿Quieres quedar sano?».
El enfermo le contestó:
—«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».
Jesús le dice:
—«Levántate, toma tu camilla y echa a andar».
Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano:
—«Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».
Él les contestó:
—«El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar».
Ellos le preguntaron:
—«¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?».
Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:
—«Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».
Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.
Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Al Señor, que no permanece indiferente ante el sufrimiento y las necesidades del hombre, elevemos nuestra oración diciendo todos:
Señor, sálvanos.
- Por la santa Iglesia, para que sea para cada hombre lugar de salvación en d que se sienta esperado, acogido, redimido. Oremos.
- Por los sacerdotes, para que el Señor, que les ha donado la gracia de ser ministros de su misericordia en el sacramento de la Reconciliación, les ayude a acercarse con delicadeza en las miserias humanas y a escuchar a cada hombre con humildad, para que a través de ellos podamos encontrar el rostro misericordioso de Dios Padre. Oremos.
- Por nuestros gobernantes, para que protejan con normas justas los derechos de quienes están afectados por una discapacidad, para ayudarles a entrar en el mundo laboral y a poner sus capacidades al servicio de la sociedad civil. Oremos.
- Por todos los que sufren, para que ese sufrimiento cuestione la vida de quien puede tender una mano y suscite gestos concretos y sinceros de solidaridad y de caridad. Oremos.
- Por todas las personas enfermas que emprenden una peregrinación para pedir la curación, por los profesionales de la salud y los voluntarios s que los acompañan. Que el compartir el sufrimiento en la fe sea para todos una ocasión de gracia en el propio camino personal. Oremos.
- Por todos nosotros, para que la participación en esta celebración eucarística sane todas nuestras heridas físicas y emocionales. Oremos.
Presidente: Te damos gracias, Señor, por todo lo que haces por el hombre, necesitado de tu salvación. Escucha nuestras súplicas y ayúdanos a ser tus colaboradores para llevar tu presencia al mundo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
«Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra.» Hemos dicho en el salmo. De esas maravillas de la tierra obtenemos el vino y el pan que ahora llevamos alegres al altar.
Comunión.
«Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza» por eso acudimos a fortalecernos con su Cuerpo y su Sangre, que se nos da en la comunión. Cantemos todos.
Final
Queridos hermanos, en esta cuaresma vayamos a recorrer de nuevo el itinerario de la fe de nuestro bautismo para morir con Cristo al pecado y resucitar con Él a la vida nueva de Dios.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 3 La Cuaresma día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2003; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Cuaresma y Pascua, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.