Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Sean bienvenidos a la celebración eucarística del viernes de la segunda semana de Cuaresma.
La liturgia sigue preparándonos para las celebraciones pascuales. Todos los cristianos este día también rezamos el Santo Vía Crucis, con el que me ditamos en la vía dolorosa de Cristo, que fue rechazado y llevado a la muerte, como nos lo recuerdan las lecturas de hoy.
Dispongámonos a celebrar con devoción estos misterios, comenzando con el canto de entrada. De pie, por favor y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Génesis 37, 3-4. 12-13a. 17b-28)
La primera lectura inicia la historia bíblica de José que es vendido por sus hermanos como esclavo porque la envidia alimentaba en ellos un odio mortal. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 37, 3-4. 12-13a. 17b-28
José era el preferido de Israel, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le negaban el saludo.
Sus hermanos trashumaron a Siquén con los rebaños de su padre. Israel dijo a José:
—«Tus hermanos deben estar con los rebaños en Siquén; ven, que te voy a mandar donde están ellos».
José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde lejos. Antes de que se acercara, maquinaron su muerte. Se decían unos a otros:
—«Ahí viene el de los sueños. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños».
Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo:
—«No le quitemos la vida».
Y añadió:
—«No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no pongáis las manos en él».
Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre.
Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica con mangas, lo cogieron y lo echaron en un pozo vacío, sin agua. Y se sentaron a comer.
Levantando la vista, vieron una caravana de ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto. Judá propuso a sus hermanos:
—«¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlo a los ismaelitas y no pondremos nuestras manos en él, que al fin es hermano nuestro y carne nuestra».
Los hermanos aceptaron.
Al pasar unos comerciantes madianitas, tiraron de su hermano, lo sacaron del pozo y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas. Éstos se llevaron a José a Egipto.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 104)
El salmo 104 es como una continuación de la primera lectura, y nos muestra cómo Dios bendijo a José. Unámonos al salmista diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 104, 16-17. 18-19. 20-21
R. Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo. R.
Le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la palabra del Señor lo acreditó. R.
El rey lo mandó desatar,
el señor de pueblos le abrió la prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones. R.
Monición al Evangelio (Mt 21, 33-43.4 5-46)
En conexión con la figura de José, que llegó a la gloria a través del sufrimiento, la parábola evangélica de hoy muestra también la mala voluntad de unos labradores que por avaricia matan al hijo del dueño de la viña, hijo en quien está figurado Cristo.
Con el canto dispongámonos a escuchar el Evangelio.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43.4 5-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
—«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: «Tendrán respeto a mi hijo».
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: «Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia».
Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron.
Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿Qué hará con aquellos labradores?».
Le contestaron:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos».
Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
«La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente»?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.
Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Aprovechando este tiempo que nos es concedido, pidamos al Señor que acreciente en nosotros la capacidad de servirle con alegría y gratuidad, y digamos:
Enséñanos a servirte, Padre.
- Por la Iglesia, que nunca ceda a las seducciones de la riqueza y del poder que destruyen la verdadera dignidad del hombre, sino que acoja y manifieste a todos el poder de Dios y promueva los tesoros del Reino celestial. Oremos.
- Por el Papa Francisco, los obispos, los sacerdotes y los diáconos, para que sean siervos dóciles a la voluntad del Padre y testigos auténticos del amor del Señor por la humanidad sufriente y necesitada de salvación. Oremos.
- Por las naciones en las que la violencia, la arrogancia y la prevaricación de los unos contra los otros son situaciones cotidianas, para que el Señor suscite personas capaces de restablecer la paz y educar en el respeto y en el servicio recíproco a la sociedad, para una convivencia pacífica. Oremos.
- Por los que sufren persecuciones injustas a causa del Evangelio, para que asocien su dolor a la cruz de Cristo, de quien vendrá su recompensa. Oremos.
- Por todos nosotros, para que sepamos escuchar a aquellos que el Señor nos envía para corregirnos y hacernos descubrir la alegría de poner nuestra vida con generosidad al servicio del Evangelio y del prójimo. Oremos.
Presidente: Dios, Padre de inmensa bondad, que has enviado a tu Hijo para restituirnos nuestra verdad de hijos tuyos, no te canses nunca de venir a nuestro encuentro y de derribar muro de nuestro egoísmo y de nuestro rechazo. Por Cristo nuestro Señor. – Amén.
Presentación de las Ofrendas
«La viña se dará a un pueblo que produzca frutos». Del Fruto de la tierra y del trabajo del hombre, ahora llevamos al altar nuestros dones de pan y vino. Cantemos todos.
Comunión.
En nuestro camino cuaresmal, Cristo sigue alimentándonos con su Cuerpo y con su Sangre. Acerquémonos con fe a comulgar.
Final
Queridos hermanos, que el fruto de esta celebración se haga realidad permanente en nuestra vida, y que la Palabra escuchada sea nuestro programa del día.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 3 La Cuaresma día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2003; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Cuaresma y Pascua, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.