Monición de Entrada
Queridos hermanos, en el lunes de la quinta semana del tiempo ordinario, nos da mucha alegría recibirles en la casa de Dios para la celebración de esta santa misa.
Comenzamos hoy a escuchar pasajes del Antiguo Testamento. Y hoy aprenderemos a valorar lo que Dios ha creado para bien nuestro.
Nosotros somos parte de esa creación y nos disponemos alabar a Dios por todo cuanto ha hecho, comenzando esta misa con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Génesis 1, 1-19)
Después de haber escuchado, durante cuatro semanas, la carta a los Hebreos, hoy pasamos al Antiguo Testamento y comenzamos con la lectura del Génesis. La página de hoy recoge lo que ocurrió en los primeros cuatro días de la creación. Pongamos atención.
PRIMERA LECTURA
Comienzo del libro del Génesis 1, 1-19
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, las tinieblas. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios:
—«Que exista la luz».
Y la luz existió.
Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de las tinieblas; llamó Dios a la luz «Día»; a las tinieblas, «Noche».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.
Y dijo Dios:
—«Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas».
E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda.
Y así fue.
Y llamó Dios a la bóveda «Cielo».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Y dijo Dios:
—«Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes».
Y así fue.
Y llamó Dios a los continentes «Tierra», y a la masa de las aguas la llamó «Mar».
Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios:
—«Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra».
Y así fue.
La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Y dijo Dios:
—«Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra».
Y así fue.
E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de las tinieblas.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 103)
Con el salmo 103, ahora manifestamos nuestra admiración y alabanza a Dios, creador de todo cuanto existe. Hagámoslo diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 24 y 35c
R. Goce el Señor con sus obras.
Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R.
De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R.
Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R.
Monición al Evangelio (Marcos 6, 53-56)
Según la primera lectura, Dios todo lo creó bueno, pero el pecado destruyó la naturaleza humana y Jesús ahora, según lo relata San Marcos, restablece la salud de aquellos que la han perdido.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron.
Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas.
En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Dios ha querido la creación y continuamente la sostiene. Abriendo los ojos a la bondad y a la belleza de lo que nos ha confiado, digamos todos:
Renuévanos Señor con tu amor.
- Por la Iglesia, para que sepa indicar al hombre de hoy el camino para vivir una vida bella y buena, usando con sabiduría la libertad que Dios ha querido donarle en el cuidado de la creación que le ha sido confiada. Oremos.
- Por los que tienen la responsabilidad de dirigir el destino de las naciones, para que sepan cuidar el planeta y no busquen explotar egoísta e irresponsablemente los recursos que Dios nos ha dado para beneficio de todos. Oremos.
- Por todas las personas que viven en un estado de precariedad a causa de desastres naturales provocados por el hombre, para que puedan tener pronto una estabilidad y la oportunidad de reemprender una vida normal y que su situación cuestione a los hombres de gobierno sobre los graves problemas ambientales en los cuales la tierra se encuentra a causa de la explotación descontrolada. Oremos.
- Por todos nosotros, para que aprendamos a tener una mirad contemplativa sobre todo lo que nos circunda, para que podamos ver y alabar la gloria de Dios que se manifiesta en la bondad de la creación. Oremos.
Presidente: Acoge, Señor, nuestra oración y ayúdanos a engrandecer con nuestra vida la magnificencia de tu amor por nosotros. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Del fruto de la naturaleza misma que Dios creó para bien del hombre, ahora llevamos al altar los dones de pan y vino. Cantemos todos.
Comunión
Ahora, necesitados del pan que nos da la vida, acudimos a recibir el alimento que no perece y nos da la vida eterna.
Final
Queridos hermanos, después de haber participado en esta santa misa, retornamos a nuestros hogares con la misión de ser ecologistas, admiradores y conservadores de la naturaleza que Dios nos ha dado, para el bien de todos.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.