Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. En el lunes de la vigésima semana del tiempo ordinario, nos da mucha alegría recibirles a todos ustedes, que día a día acuden a la casa de Dios para la celebración eucarística.
Con el deseo de empezar bien esta semana, imploremos la bendición de Dios en esta celebración, que comenzamos con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Jueces 2, 11-19)
De hoy al jueves leeremos el Libro de los Jueces, siguiendo la historia del pueblo de Israel, ya en la Tierra Prometida. En el texto de hoy se nos dice cuál va a ser el «esquema» de esta historia.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Jueces 2, 11-19
En aquellos días, los israelitas hicieron lo que el Señor reprueba, dieron culto a los ídolos; abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y se fueron tras otros dioses, dioses de las naciones vecinas, y los adoraron, irritando al Señor. Abandonaron al Señor y dieron culto a Baal y Astarté.
El Señor se encolerizó contra Israel: los entregó a bandas de saqueadores que los saqueaban, los vendió a los enemigos de alrededor, y los israelitas no podían resistirles. En todo lo que emprendían, la mano del Señor se les ponía en contra, exactamente como él les había dicho y jurado, llegando así a una situación desesperada.
Entonces el Señor hacía surgir jueces, que los libraban de las bandas de salteadores; pero ni a los jueces hacían caso, sino que se prostituían con otros dioses, dándoles culto, desviándose muy pronto de la senda por donde habían caminado sus padres, obedientes al Señor. No hacían como ellos.
Cuando el Señor hacía surgir jueces, el Señor estaba con el juez; y, mientras vivía el juez, los salvaba de sus enemigos, porque le daba lástima oírlos gemir bajo la tiranía de sus opresores. Pero, en cuanto moría el juez, recaían y se portaban peor que sus padres, yendo tras otros dioses, rindiéndoles adoración; no se apartaban de sus maldades ni de su conducta obstinada.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 105)
La tentación de Canaán fue lo suficientemente fuerte como para hacer caer a los israelitas: se fueron tras de otros dioses. Únicamente el amor de Dios a su pueblo volverá a poner el remedio. Con el salmo 105 invocamos ese amor como única esperanza de salvación, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 105, 34-35. 36-37. 39-40. 43ab y 44
R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
No exterminaron a los pueblos
que el Señor les había mandado;
emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres. R.
Adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos;
inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas. R.
Se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con sus maldades.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad. R.
Cuántas veces los libró;
mas ellos, obstinados en su actitud,
perecían por sus culpas;
pero él miró su angustia,
y escuchó sus gritos. R.
Monición al Evangelio (Mateo 19, 16-22)
El Evangelio de San Mateo nos narra hoy la escena del joven que se acerca a Jesús porque quiere ser perfecto; una escena que se ha convertido en el prototipo de la llamada vocacional a una vida de seguimiento más cercano de Jesús.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:
—«Maestro, ¿Qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».
Jesús le contestó:
—«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó:
—«¿Cuáles?».
Jesús le contestó:
—«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El muchacho le dijo:
—«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».
Jesús le contestó:
—«Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo— y luego vente conmigo».
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El Señor nos mira con amor y nos llama continuamente a seguirlo. Conscientes de nuestra fragilidad y de los apegos que habitan en nuestro corazón, invoquemos su ayuda diciendo:
Concédenos, Señor, la libertad del corazón.
- Por la Iglesia, para que siga con amor a su Señor, libre de todo apego a los bienes de este mundo, rica en los dones de vida con las que Él la colma. Oremos.
- Por todos los pastores y los ministros de la Iglesia, para que sean hombres entregados totalmente al Señor, incansables obreros en su viña, testigos alegres de la belleza de pertenecer a Él. Oremos.
- Por los gobernantes de las naciones, para que ejerzan su gobierno siempre como un servicio desinteresado a su pueblo, sin apego ni la búsqueda de su propio bienestar económico. Oremos.
- Por los que padecen hambre, por los desempleados y las personas indigentes, para que puedan ser auxiliados por Dios y por todo aquel que ha sido bendecido con abundancia de bienes materiales. Oremos.
- Por todos nosotros, para que sepamos seguir siempre al Señor, aun cuando nos sea difícil y nos cueste un gran esfuerzo y fatiga, con la certeza de hacer el bien en favor de los hermanos. Oremos.
- Por todos nuestros hermanos difuntos, por aquellos que con generosidad han seguido al Señor y por aquellos a los que les ha costado más trabajo: que todos sean acogidos en la misericordia del Padre que continuamente concede sus dones. Oremos.
Presidente: Señor, que quieres que cada vez seamos más tuyos para que seamos plenamente nosotros mismos, danos un corazón libre para pertenecer totalmente a ti y vivir la alegría que nunca nos será arrancada. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Con las ofrendas de vino y pan, presentemos nuestra búsqueda constante de Dios y su reino
Comunión.
Cristo, el tesoro incomparable para todo cristiano, está presente en forma real en el pan y vino consagrados. Acudamos a recibirle.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 5, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia