Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) amados hermanos. Sean todos bienvenidos a la casa de Dios para la celebración eucarística del martes de la vigésimo segunda semana del tiempo ordinario.
La autoridad con la que Jesús habla es la que nos mueve a seguirle, por eso hoy estamos en torno a su altar para escucharle y participar de su banquete.
Con esa alegría comencemos esta misa entonando todos el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (1 Tesalonicenses 5, 1-6. 9-11)
Terminamos hoy nuestra lectura de la Carta de Pablo a los Tesalonicenses, precisamente con un tema que se ve que preocupaba a aquella comunidad y en general a todas las de Grecia: la venida última de Cristo y la resurrección de los muertos. Es un asunto de preocupación nuestra, también, por eso escuchemos atentos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6. 9-11
En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba.
Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.
Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo; él murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con él.
Por eso, animaos mutuamente y ayudaos unos a otros a crecer, como ya lo hacéis.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 26)
En la seguridad de la muerte, resplandece la confianza y esperanza del creyente. Fundada en la muerte de Jesucristo, signo de la fidelidad de Dios a sus promesas. Hagamos nuestra confesión de fe en la resurrección, con el salmo 26, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 26, 1. 4. 13-14
R. Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿Quién me hará temblar? R.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.
Monición al Evangelio (Lucas 4, 31-37)
Rechazado en su pueblo, Nazaret, Jesús va a Cafarnaún, donde habla “ con autoridad » a la gente y despierta la admiración de todos. Cantemos el aleluya para escuchar después la Buena Nueva de salvación.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 31-37
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente.
Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces:
—«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús le intimó:
—«¡Cierra la boca y sal!».
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño.
Todos comentaban estupefactos:
—«¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El apóstol Pablo nos invita a velar en espera del día del Señor, para que no nos sorprenda, sino que nos encuentre listos. Acojamos su invitación y digamos:
Reanima nuestra fe, Señor.
- Por nuestra Santa Madre Iglesia, para que continúe la misión de Jesús, una misión liberadora del hombre, poseído por los demonios del tener, acaparar y consumir, del egoísmo y la soberbia, la insolidaridad y el desamor. Oremos.
- Por los gobernantes de las naciones, para aprendan a gobernar imitando a Jesús, que basó su autoridad en el carisma y no en el poder, en el servicio liberador y no en la opresión. Oremos.
- Por los que se aturden con droga, alcohol o a través de un uso insensato de los fármacos, para que el intento de alienarse a sí mismos no prevalezca sobre la vida. Que no renuncien a tener esperanza, incluso cuando el peso de la derrota y el fracaso parezca predominar en su futuro, Oremos.
- Por todos los que estamos reunidos en torno al altar de Dios, para que nos dejemos asombrar por las enseñanzas de Jesús, antes de atender lo que el mundo nos quiere enseñar. Oremos.
Presidente: Aleja de nosotros, Señor, todo pensamiento contrario a tu voluntad y concédenos la esperanza que nos lleva a anunciar con la vida nuestra pertenencia a ti. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 2007; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia