Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Sean bienvenidos a la casa de Dios para celebrar juntos la santa misa, en el martes de la vigésimo quinta semana del tiempo ordinario.
Hoy celebramos la memoria de los Santos Cosme y Damián, mártires del siglo III, que ejercieron la medicina sin pedir nunca recompensa alguna y sanaron a muchos con sus servicios gratuitos
Con la misma alegría que manifestaremos con el salmo de hoy, venimos a la casa de Dios para celebrar nuestra fe. Y con esa misma alegría nos unimos para entonar juntos el cando de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Esdras 6, 7-8. 12b. 14-20)
El texto que leemos hoy del libro de Esdras, nos habla sobre Darío, sucesor de Ciro, que sigue con su misma política de dejar bastante autonomía a los pueblos que pertenecen a su imperio. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Esdras 6, 7-8. 12b. 14-20
En aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina:
«Permitid al gobernador y al senado de Judá que trabajen reconstruyendo el templo de Dios en su antiguo sitio. En cuanto al senado de Judá y a la construcción del templo de Dios, os ordeno que se paguen a esos hombres todos los gastos puntualmente y sin interrupción, utilizando los fondos reales de los impuestos de Transeufratina.
La orden es mía, y quiero que se cumpla a la letra. Darío».
De este modo, el senado de Judá adelantó mucho la construcción, cumpliendo las instrucciones de los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Idó, hasta que por fin la terminaron, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia.
El templo se terminó el día tres del mes de Adar, el año sexto del reinado de Darío.
Los israelitas, sacerdotes, levitas y resto de los deportados, celebraron con júbilo la dedicación del templo, ofreciendo con este motivo cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce machos cabríos, uno por tribu, como sacrificio expiatorio por todo Israel.
El culto del templo de Jerusalén se lo encomendaron a los sacerdotes, por grupos, y a los levitas, por clases, como manda la ley de Moisés.
Los deportados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero; como los levitas se habían purificado, junto con los sacerdotes, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los deportados, para los sacerdotes, sus hermanos, y para ellos mismos.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 121)
Después de haber escuchado cómo se realizó la reconstrucción del templo, cantamos uno de los salmos de peregrinación hacia la casa del Señor. Unámonos al salmista diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 121, 1-2. 3-4a. 4b-5
R. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor, R.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.
Monición al Evangelio (Lucas 8, 19-21)
Entre los muchos que seguían a Jesús, hoy aparecen también «su madre y sus hermanos» , o sea, María su madre y los parientes de Nazaret, que en lengua hebrea se designan indistintamente con el nombre de «hermanos” .
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 8, 19-21
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.
Entonces lo avisaron:
—«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte».
Él les contestó:
—«Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: A la intercesión de María, maestra en el cumplimiento de la voluntad Dios, confiemos nuestras oraciones, para que nos enseñe su docilidad obediencia a la Palabra. Digamos con fe:
Por María, escúchanos, Padre.
- Por todos los bautizados, pueblo de Dios, para que cada día escuchen la Palabra y encuentren en ella las respuestas a los desafíos de nuestro tiempo, Oremos.
- Por todos los sacerdotes que trabajan en las parroquias, para que las diversas actividades pastorales, educativas y de caridad nunca permitan que falte la oración y la escucha de la Palabra de Dios. Oremos.
- Por los que gobiernan las naciones, para que siempre busquen el bienestar de la sociedad, sin ceder a presiones extranjeras o poderes económicos. Oremos.
- Por los que trabajan sin garantías y son explotados, por los desempleados. Que en los hombres de gobierno esté presente el mismo interés por la dignidad del hombre que movió al rey Darío en sus iniciativas y se pueda recuperar el sentido bello y responsable del trabajo. Oremos.
- Por las parejas de esposos que viven dificultades, incomprensiones y fatigas, para que sean animadas por el testimonio, la fuerza y la oración de la Virgen María en el cumplimiento de la voluntad de Dios, más allá de la fragilidad humana. Oremos.
Presidente: Padre de inmensa bondad, que en María, mujer que escucha y pone en práctica tu Palabra, nos concedes una protección tierna y solicita, sigue dando a tu pueblo tu bendición y escucha las oraciones que humildemente te hemos dirigido. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.