Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. En el día miércoles de la vigésimo cuarta semana del tiempo ordinario, nos complace recibirles en la casa de Dios para la celebración de la misa diaria. Sean todos bienvenidos.
Dios nos interrogará hoy sobre nuestra indiferencia ante el mensaje de salvación que se nos proclama día a día. Abramos nuestro corazón para recibir su mensaje y participar plenamente de estos sagrados misterios.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (1 Timoteo 3, 14-16)
En su planificación del viaje a visitar la Comunidad de Éfeso, san Pablo da consejos a Timoteo, el responsable de aquella comunidad, apoyándose en dos puntos de referencia teológicos: la comunidad y el misterio de Cristo. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 3, 14-16
Querido hermano:
Aunque espero ir a verte pronto, te escribo esto por si me retraso; quiero que sepas cómo hay que conducirse en la casa de Dios, es decir, en la asamblea de Dios vivo, columna y base de la verdad.
Sin discusión, grande es el ministerio que veneramos:
Manifestado en la carne,
justificado en el Espíritu,
contemplado por los ángeles,
predicado a los paganos,
creído en el mundo,
llevado a la gloria.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 110)
La historia de las grandes obras de Dios culminó en el misterio de Jesucristo. En su resurrección Dios desplegó todo su poder. Al recordar toda la historia de la alianza proclamamos, con el salmo 110, la grandeza de Dios que nos salva diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 110, 1-2. 3-4. 5-6
R. Grandes son las obras del Señor.
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R.
Monición al Evangelio (Lucas 7, 31-35)
En el pasaje evangélico de hoy, Jesús hace una interrogante que va dirigida también a nuestra generación, sobre todo a aquellos que demuestran no tener buena voluntad ante la persona de Cristo y su mensaje sobre el reino de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 31-35
En aquel tiempo, dijo el Señor:
—«¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos?
Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: «Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis».
Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores».
Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El Señor nos invita a abrir nuestro corazón y a creer en Él. Necesitados de su ayuda, oremos juntos diciendo:
Muéstranos tu rostro, Padre.
- Por la Iglesia, para que siempre viva con responsabilidad la misión que le ha sido confiada y lleve al mundo la verdad del Evangelio. Oremos.
- Por el Papa Francisco, para que en su labor apostólica se sienta sostenido por el Señor. Que, firme en la fe, siga trabajando por el Reino y mostrando presencia de Dios a los hombres, incluso ante la indiferencia. Oremos
- Por la salvación del mundo, para que Dios asista a todos los misioneros, para que la dificultad de la lengua y la soledad no frenen su entusiasmo. Que la gracia del Señor llene sus corazones, los haga perseverantes en el anuncio del Evangelio y los confirme la certeza de la fidelidad de Dios. Oremos.
- Por todos aquellos que sufren persecución por causa de la fe, para que el Espíritu Santo les fortalezca y sostenga en los momentos más difíciles. Oremos.
- Por todos nosotros, para que dejemos que el Espíritu Santo arda en nuestros corazones y nos lleve a ser cristianos fervorosos y comprometidos con Dios. Oremos.
Presidente: Escucha, Padre, nuestras oraciones y atiende las necesidades de esta comunidad que con fe se dirige a ti. Por Cristo nuestro Señor. –Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 5, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia