Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Con esta misa cerramos la novena semana del tiempo ordinario y recordamos a nuestra madre celestial, la Virgen María. Sean todos bienvenidos a esta celebración.
Hoy también cerramos la lectura del libro de Tobías y del Evangelio de San Marcos. Preparemos nuestros corazones para que la Palabra que nos van a transmitir sea bien acogida y la hagamos producir el fruto deseado.
Con esos sentimientos, comencemos esta celebración con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Tobías 12, 1. 5-15. 20)
La historia edificante de Tobit y su familia, que hemos venido escuchando, concluye hoy con la despedida de Rafael, el mensajero del Dios bueno, cuya vecindad al hombre y providencia cotidiana se ponen de relieve en este libro. Escuchemos el texto de hoy,
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Tobías 12, 1. 5-15. 20
En aquellos días, Tobías llamó a su hijo Tobías y le recordó:
—«Hijo, a ver si le pagas a tu compañero. Y dale una buena propina».
Así es que lo llamó y le dijo:
—«Como paga, toma la mitad de todo lo que has traído, y vete en paz».
Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo:
—«Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Manifestad a todos las obras del Señor como él se merece, y no seáis negligentes en darle gracias. Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen. Obrad bien, y no os vendrá ninguna desgracia. Más vale la oración sincera y la limosna generosa que la riqueza adquirida injustamente. Más hacer limosnas que atesorar dinero. La limosna libra de la muerte y expía el pecado. Los que hacen limosna se saciarán de vida. Los pecadores y los malhechores son enemigos de sí mismos.
Os descubriré toda la verdad sin ocultaros nada. Ya os dije que si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas como se merecen. Pues bien, cuando Sara y tú estabais rezando, yo presentaba al Señor de la gloria el memorial de tu oración. Lo mismo cuando enterrabas a los muertos. Y cuando te levantaste de la mesa sin dudar y dejaste la comida por ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió para probarte; pero me ha enviado de nuevo para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio de Dios y tienen acceso ante el Señor de la gloria. Así, pues, bendecid al Señor en la tierra, dad gracias a Dios. Yo subo ahora al que me envió. Vosotros escribid todo lo que os ha ocurrido».
Palabra de Dios.
Monición al Interleccional (Tobías 13, 2. 6. 7. 8)
Tobías es el justo que vive en el destierro y se mantiene fiel al Dios de sus padres, exhortando a sus hermanos a la fidelidad e invitándoles a ser luz para los gentiles; él reconoce la justicia de Dios al castigar a su pueblo, pero espera con fe la restauración. Con estos mismos sentimientos de esperanza unámonos el himno de Tobías diciendo todos:
Interleccional: Tobías 13, 2. 6. 7. 8
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente
Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R.
Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al Rey de los siglos. R.
Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador. R.
Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión. R.
Monición al Evangelio (Marcos 12, 38-44)
Hoy es el último día en que leemos el Evangelio de san Marcos. El lunes empezaremos el de Mateo. El texto que escucharemos hoy es un contraste entre los letrados y la pobre viuda.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 38-44
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:
—«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo:
—«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: «Es motivo de honor manifestar y alabar a Dios en nuestra vida», incluso en las dificultades, porque estas son las pruebas para los justos. Fieles a su voluntad, dirijamos al Padre nuestras súplicas diciendo:
No nos escondas tu rostro, Señor.
- Por la santa Iglesia, para que, lejos de tener un corazón doble, manifieste la frescura y la transparencia del Espíritu, que no tenga miedo de pasar por el crisol purificador de las pruebas y pueda ser siempre imagen y semejanza de Dios. Oremos.
- Por los gobernantes de las naciones, para que no busquen satisfacer sus intereses personales, sino que luchen por el bien común de los pueblos, sobre todo los más desprotegidos y con menos oportunidades. Oremos.
- – Por los que están afrontando una dura prueba en la vida, para que tengan la certeza de que, en el combate y en la lucha interior, puede manifestarse la curación de las enfermedades, fruto de la potencia de Dios. Oremos.
- Por esta comunidad, para que aprendamos a ser generosos y dar, no de lo que nos sobra, sino de lo único que tenemos, sabiendo que Dios no se deja ganar en generosidad. Oremos.
Presidente: Te damos gracias, Padre, porque acoges nuestras oraciones; concédenos un corazón alegre en la alabanza que pueda hacer partícipes de tus bendiciones a nuestros hermanos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Presentemos al señor nuestros dones de vino y pan, con ellos, también nuestra generosa ofrenda económica.
Comunión.
Cristo se da todo por nosotros. Hoy nos entrega su cuerpo y su sangre. Acerquémonos con fe y devoción a comulgar.
Final
«Eras agradable al Señor, por eso tuviste que pasar por la prueba», nos ha dicho la primera lectura de hoy. Sabiendo que Dios nunca nos abandona en las pruebas, vayamos a vivir la vida con optimismo.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia; Farnés Sherer, Pedro, Moniciones y Oraciones Sálmicas, Ed. Regina, Mallorca, 1978.