Monición de entrada
Buenas tardes (noches, queridos hermanos). Sean todos bienvenidos a la celebración eucarística del viernes de la decimotercera semana del tiempo ordinario.
La liturgia de hoy nos hace sentir aceptados por Dios a pesar de nuestra condición de pecadores. Jesús hace una cena con Mateo, el publicano y otros pecadores. También nosotros hemos sido invitados a su banquete y por eso estamos aquí.
Con esa confianza, entonemos todos con alegría el canto de entrada, para comenzar esta misa. De pie, por favor.
También te puede interesar:
- Moniciones para todos los días del ciclo A (2022-2023)
- ¿Qué son las moniciones en las celebraciones litúrgicas?
- La Oración Universal (Oración de los Fieles)
- Taller para lectores o proclamadores de la Palabra
- Cuál es el color y tamaño adecuado para el mantel del altar?
Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Génesis 23, 1-4. 19; 24, 1-8. 62-67)
El libro del Génesis nos ofrece hoy la última página de la historia de Abrahán, porque el protagonista de la historia va a ser ya su hijo Isaac.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 23, 1-4. 19; 24, 1-8. 62-67
Sara vivió ciento veintisiete años, y murió en Villa Arbá (hoy Hebrón), en país cananeo.
Abrahán fue a hacer duelo y a llorar a su mujer.
Después dejó a su difunta y habló a los hititas:
—«Yo soy un forastero residente entre vosotros. Dadme un sepulcro en propiedad, en terreno vuestro, para enterrar a mi difunta».
Después Abrahán enterró a Sara, su mujer, en la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré (hoy Hebrón), en país cananeo.
Abrahán era viejo, de edad avanzada, el Señor lo había bendecido en todo.
Abrahán dijo al criado más viejo de su casa, que administraba todas las posesiones:
—«Pon tu mano bajo mi muslo, y júrame por el Señor, Dios del cielo y Dios de la tierra, que, cuando le busques mujer a mi hijo, no la escogerás entre los cananeos, en cuya tierra habito, sino que irás a mi tierra nativa, y allí buscarás mujer a mi hijo Isaac».
El criado contestó:
—«Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿tengo que llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?».
Abrahán le replicó:
—«De ninguna manera lleves a mi hijo allá. El Señor, Dios del cielo, que me sacó de la casa paterna y del país nativo, que me juró: «A tu descendencia daré esta tierra», enviará su ángel delante de ti, y traerás de allí mujer para mi hijo. Pero, si la mujer no quiere venir contigo, quedas libre del juramento. Sólo que a mi hijo no lo lleves allá».
Mucho tiempo después, Isaac se había trasladado del «Pozo del que vive y ve» al territorio del Negueb.
Una tarde, salió a pasear por el campo y, alzando la vista, vio acercarse unos camellos.
También Rebeca alzó la vista y, al ver a Isaac, bajó del camello y dijo al criado:
—«¿Quién es aquel hombre que viene en dirección nuestra por el campo?».
Respondió el criado:
—«Es mi amo».
Y ella tomó el velo y se cubrió.
El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho.
Isaac la metió en la tienda de su madre Sara, la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 105)
El Señor va conduciendo a su pueblo para que se cumplan sus designios de salvación. Ahora es la posesión de la tierra. Y en todos los episodios que vamos escuchando descubrimos la providencia del Señor que los dirige. Por eso, volvemos a cantar su bondad, con el salmo 105, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 105, 1-2. 3-4a. 4b-5
R. Dad gracias al Señor porque es bueno.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza? R.
Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo. R.
Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad. R.
Monición al Evangelio (Mateo 9, 9-13)
Después de los tres milagros de los días pasados, el evangelio intercala esta escena de vocación apostólica que hoy leemos: la llamada de Mateo. Es el mismo Leví. al que se atribuye uno de los cuatro evangelios, precisamente el que hoy vamos a escuchar.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
—«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
—«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
—«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Jesús ha suscitado escándalo, sobre todo porque identificó su comportamiento misericordioso hacia los pecadores con la actitud de Dios mismo respecto a ellos. Oremos diciendo:
Enséñanos tu amor, Señor.
- Por los obispos y los sacerdotes, para que, al ayudar a los fieles a reconocer y confesar sus pecados, los sepan conducir al encuentro con la misericordia de Dios que nunca condena y siempre perdona. Oremos.
- Por los que dan trabajo y por todos los que dirigen pequeñas o grandes empresas: que el interés de la ganancia no sustituya nunca la atención a las verdaderas necesidades de cada uno. Oremos.
- Por los enfermos en el cuerpo y en el espíritu, para que puedan poner en Dios su esperanza y encontrar personas capaces de consolarlas, permaneciendo junto a ellos como una presencia amiga y discreta. Oremos.
- Por todos nosotros, para que el amor misericordioso de Dios nos abrace siempre y sintamos que Él nos ama a pesar de nuestras debilidades. Oremos.
Presidente: Oh Dios, rico en misericordia, acógenos como hijos arrepentidos que regresan a ti, y dado que nos reconocemos pecadores necesitados de ser perdonados, acepta nuestra oración. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Dando gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia, llevamos a altar nuestras ofrendas de pan y vino.
Comunión.
Cristo, que nos ama, a pesar de nuestra fragilidad humana, cenó con Mateo y nos invita a nosotros a su banquete. Acerquémonos a comulgar.
Final
Queridos hermanos, la tentación de los buenos ha sido, en todos los tiempos, la de creerse ellos santos, superiores a los demás, y estar siempre prontos a la crítica y a la intransigencia. Vayamos a ser comprensivos y acogedores con los demás, así como Dios lo ha sido con nosotros.
También te puede interesar:
- Moniciones para todos los días del ciclo A (2022-2023)
- ¿Qué son las moniciones en las celebraciones litúrgicas?
- La Oración Universal (Oración de los Fieles)
- Taller para lectores o proclamadores de la Palabra
- Cuál es el color y tamaño adecuado para el mantel del altar?
Una forma de agradecer por este servicio que te brindamos es comentando y compartiendo nuestras publicaciones.
Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia; Farnés Sherer, Pedro, Moniciones y Oraciones Sálmicas, Ed. Regina, Mallorca, 1978.