Monición de entrada
Queridos hermanos, hoy es jueves eucarístico, jueves de la vigésimo octava semana, y eso nos llena de una alegría especial al iniciar nuestra celebración con la presencia de todos ustedes. Sean bienvenidos a la casa de Dios a la santa misa, en la que también celebramos la memoria de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, discípulo directo de san Pablo y San Juan.
Cristo se hará presente en el pan y el vino consagrados. Oramos por los sacerdotes, por cuyas manos ese misterio se hace posible.
Con esas intenciones iniciemos nuestra celebración entonando todos el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Efesios 1, 1-10)
Terminada ayer la carta a los Gálatas, leeremos durante más de dos semanas la que escribió Pablo a los cristianos de Éfeso. Escuchemos en el comienzo de la carta, un himno entusiasta al plan salvador de Dios.
PRIMERA LECTURA
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 1-10
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios. a los santos y fieles en Cristo Jesús, que residen en Éfeso.
Os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 97)
El salmista nos invita a la alabanza por las grandes maravillas que Dios ha realizado con nosotros, revelándonos así su victoria. Atendamos la invitación a esta alabanza universal y digamos todos:
Salmo responsorial: Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6
R. El Señor da a conocer su victoria.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.
Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.
Monición al Evangelio (Lucas 11, 47-54)
El evangelio de hoy continúa el de ayer con las dos últimas recriminaciones de Jesús contra legistas o escribas, quienes, no contentos con imponer a los demás obligaciones que ellos
no cumplen, mantienen la misma actitud de quienes en tiempos pasados desoyeron y mataron a los profetas, y cierran la entrada del Reino a sí mismos y a los demás.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, dijo el Señor:
—«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron!
Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros.
Por algo dijo la sabiduría de Dios: «Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán»; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación.
¡Ay de vosotros, juristas, que os habéis quedado con la llave del saber: vosotros que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!».
Al salir de allí, los letrados y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Al Señor, que nos ha escogido antes de la creación del mundo y que con voluntad de amor sigue guiándonos y conduciéndonos en la historia, presentemos nuestras oraciones diciendo todos:
Muéstranos, Señor, el camino de la vida.
- Por todos los bautizados, que conformamos la Iglesia de Dios, para que siempre esté viva la conciencia del tesoro de gracia que hemos recibido con el sacramento del Bautismo y para que, dejándonos guiar por el Espíritu, seamos cada día testimonio del esplendor de Cristo que habita en nosotros. Oremos.
- Por los sacerdotes y todos los ministros del Evangelio: para que en su anuncio de la Palabra no se acobarden frente a las contradicciones y a los rechazos, sino que encuentren fuerza en la oración de toda la Iglesia y en el poder del Espíritu Santo que los guía y los acompaña. Oremos.
- Por los maestros y los educadores: que encuentren la fuerza de anunciar siempre la verdad con el mismo coraje que animaba a Jesús, para que sean fieles a lo que enseñan, en el pleno respeto de los que les han sido confiados. Oremos.
- Por los que, por miedo a perder su puesto o su reputación, no denuncian el mal y callan las injusticias de las que son testigos. Para que se rompa el silencio y se pueda, a través de la simple manifestación de la verdad, establecer relaciones justas y correctas entre los ciudadanos. Oremos.
- Por toda esta comunidad, para que siempre estemos abiertos a la escucha de la palabra que nos es dirigida por los enviados de Dios. Oremos.
Presidente: Escucha, Señor, nuestra voz, que lleva dentro de sí los sufrimientos y las preocupaciones de todos nuestros hermanos, escúchalas, Señor y atiéndelas, según tu voluntad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia