Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Sean bienvenidos a la celebración eucarística del martes de la vigésimo octava semana del tiempo ordinario, día en que tambén celebramos a Santa Teresa de Áveila, también llamada Santa Teresa de Jesús, Virgen y Doctora de la Iglesia; reformadora del Carmelo, Madre de las Carmelitas Descalzas y de los Carmelitas Descalzos.
Llamados también nosotros a la santidad, la liturgia nos invita a purificar nuestro interior. Siguiendo el ejemplo de nuestros modelos de fe, iniciemos nuestra celebración de hoy, entonando todos el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Gálatas 5, 1-6)
En su carta a los Gálatas, san Pablo sigue el tema de la libertad, poniendo nuestra confianza, no en la observancia de las leyes, sino en la fe en Cristo y en la esperanza de su Espíritu. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 1-6
Hermanos:
Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado.
Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud.
Mirad lo que os digo yo, Pablo: si os circuncidáis, Cristo no os servirá de nada.
Lo afirmo de nuevo: el que se circuncida tiene el deber de observar la ley entera.
Los que buscáis la justificación por la ley habéis roto con Cristo, habéis caído fuera del ámbito de la gracia.
Para nosotros, la esperanza de la justificación que aguardamos es obra del Espíritu, por medio de la fe, pues, en Cristo Jesús, da lo mismo estar circuncidado o no estarlo; lo único que cuenta es una fe activa en la práctica del amor.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 118)
Dios quiere salvarnos en Jesucristo. Respondemos nosotros con una fe activa en la práctica del amor. Por eso cantamos con el salmo 118 que en Dios, en su designio, en su voluntad, y no en las industrias humanas, está nuestra salvación. Hagámoslo diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 118, 41. 43. 44. 45. 47. 48
R. Señor, que me alcance tu favor.
Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa. R.
No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos. R.
Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás. R.
Andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos. R.
Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo. R.
Levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos. R.
Monición al Evangelio (Lucas 11, 37-41)
El texto evangélico de hoy es la introducción a seis inquietantes «¡ay de vosotros!», de Jesús contra los fariseos, en que se mezcla la indignación y el dolor, la maldición y la condena del juicio mesiánico de Cristo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 37-41
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa.
Él entró y se puso a la mesa.
Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo:
—«Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades.
¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro?
Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Renovemos nuestro deseo de caminar por la vía del Evangelio y pidamos a Dios su ayuda para que nuestros pasos sean firmes y fundador en la fe. Digamos con confianza:
Guárdanos en tu libertad, Señor.
- Por todo el pueblo de Dios, para que en todo lugar sea signo e instrumento de la libertad que Cristo ha entregado a cada hombre y sepa transmitir la alegría y la belleza del encuentro con Él. Oremos.
- Por el Papa Francisco, los sacerdotes y todos los que en la Iglesia tienen la misión de instruir a los fieles. Que sepan siempre vivir la libertad del Evangelio para que puedan entregarla a todos aquellos con los que se encuentran, acompañándolos hacia la «fe que se vuelve laboriosa en la caridad. Oremos.
- Por las órdenes monásticas y por los que en las parroquias y en la comunidades cuidan el servicio litúrgico. Que tengan en su corazon el espíritu de la oración, sin detenerse, como el fariseo del Evangelio, en una vacía y estéril observancia de los ritos, para que cada momen to litúrgico sea fecundo en la gracia. Oremos.
- Por los que son oprimidos por el sutil yugo de la droga, de los juegos de azar, del alcohol. Que puedan romper la cadena que les apagala vida y encontrar, en la ternura de Dios, la fuerza para vivir con dig nidad y plenitud. Oremos.
Presidente: Señor, libranos de la hipocresía y guardanos en la libertad que has pagado por nosotros con el precio de tu sangre, y concédenos un corazón capaz de amar, vía que nos hace firmes en la fe. Tú que eres Dios y vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia