Monición de entrada
Queridos hermanos, habiendo aceptado la invitación de Jesús a participar de su banquete, nos reunimos en este lugar para la celebración eucarística, en el martes de la trigésima primera semana del tiempo ordinario, en el que también recordamos a san Zacarías y santa Isabel, padres de san Juan el Bautista.
Nos unimos a todos los hermanos nuestros que, alrededor del mundo, también han aceptado esta invitación de Jesús. Con esa alegría, cantemos todos para iniciar esta misa.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Filipenses 2, 5-11)
San Pablo hoy nos transmite un himno cristológico que, en pocas líneas, expresa el misterio pascual de Cristo, su muerte y su resurrección, su humillación y su glorificación por Dios. Escuchemos
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 5-11
Hermanos:
Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
Él, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 21)
El misterio pascual es un misterio de muerte y resurrección: el Señor da la muerte y la vida, hunde y levanta. El salmo 21 es una súplica al Señor en tiempo de sufrimiento y abandono, pero con la esperanza en el triunfo, esperanza que manifestamos diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 21, 26b-27. 28-30a. 31-32
R. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R.
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Porque del Señor es el reino,
él gobierna a los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba. R.
Mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.
Monición al Evangelio (Lucas 14, 15-24)
En el mismo clima de la comida, que nos viene relatando el Evangelio de san Lucas, esta vez propone Jesús la parábola de los invitados al banquete del Reino.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 15-24
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:
—«¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!».
Jesús le contestó:
—«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados:
«Venid, que ya está preparado».
Pero ellos se excusaron uno tras otro.
El primero dijo:
«He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor».
Otro dijo:
«He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor».
Otro dijo:
«Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir».
El criado volvió a contárselo al amo.
Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo al criado:
«Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos».
El criado dijo:
«Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio».
Entonces el amo le dijo:
«Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa».
Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El Señor nos ha invitado a participar en su banquete para que seamos testimonio creíble del Evangelio. A Él dirijamos nuestras súplicas diciendo:
Ayúdanos, Señor.
- Por la Iglesia: para que difunda los valores evangélicos, expresión del Reino, ayudando a todo hombre a acoger el designio de salvación de Dios. Oremos.
- Por el Papa y los sacerdotes: que vivan con alegría y responsabilidad el servicio de predicar el Evangelio, llevando palabras de esperanza incluso ante la hostilidad del mundo. Oremos.
- Por los que viven en la pobreza: para que les sea garantizado el derecho de construir en plena dignidad su futuro, según la voluntad de Dios. Oremos.
- Por todos los cristianos: que su corazón sea cada vez mas conforme al de Jesús y estén en capacidad de discernir en toda situación cuál es el bien primario que se ha de buscar. Oremos.
Presidente: Señor Jesús, que nos haces partícipes del don de tu cuerpo y de tu sangre, haz que seamos piedras vivas en tu Iglesia, unidos en tu caridad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Comunión
También a nosotros nos dice hoy el Señor «Venid, que ya está preparado». Acudamos a su banquete.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.