Monición de entrada
Queridos hermanos, nos reunimos para la celebración eucarística con la que cerramos la semana vigésimo segunda del tiempo ordinario y recordamos a la Madre de Dios, María Santísima. Sean todos bienvenidos.
En las lecturas de hoy, se nos presenta la imagen de siervos fieles en la viña del Señor, llamados a seguir el ejemplo de humildad y servicio que nos muestra Jesucristo.
Que la intercesión de la bienaventurada Virgen María haga posible que saquemos máximo provecho de esta santa misa, que comenzamos con el canto de entrada. De pie y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (1 Corintios 4, 6b-15)
En la primera lectura, san Pablo san Pablo sigue hablándonos sobre la difícil relación de los Corintios con los ministros y pastores, y tal vez también de estos mismos con su comprensión del papel que desempeñan dentro de la comunidad. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 6b-15
Hermanos:
En el caso de Apolo y de mí aprended aquello de «no saltarse el reglamento» y no os engriáis en uno a costa del otro. A ver, ¿quién te hace tan importante? ¿Tienes algo que no hayas recibido? Y, si lo has recibido, ¿a qué tanto orgullo, como si nadie te lo hubiera dado?
Ya tenéis todo lo que ansiabais, ya sois ricos, habéis conseguido un reino sin nosotros. ¿Qué más quisiera yo? Así reinaríamos juntos. Por lo que veo, a nosotros, los apóstoles, Dios nos coloca los últimos; parecemos condenados a muerte, dados en espectáculo público para ángeles y hombres. Nosotros, unos necios por Cristo, vosotros, ¡qué sensatos en Cristo! Nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros célebres, nosotros despreciados; hasta ahora hemos pasado hambre y sed y falta de ropa; recibimos bofetadas, no tenemos domicilio, nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; nos insultan, y les deseamos bendiciones; nos persiguen, y aguantamos; nos calumnian, y respondemos con buenos modos; nos tratan como a la basura del mundo, el deshecho de la humanidad, y así hasta el día de hoy.
No os escribo esto para avergonzaros, sino para haceros recapacitar, porque os quiero como a hijos; porque tendréis mil tutores en Cristo, pero padres no tenéis muchos; por medio del Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 144)
La experiencia del sufrimiento apostólico es doble: la falta de apoyo humano y la cercanía del Señor. De todo mal nos libra el Señor, por eso expresemos con el slmo 144, esta seguridad de fe, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 144, 17-18. 19-20. 21
R. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados. R.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. R.
Monición al Evangelio (Lucas 6, 1-5)
El episodio evangélico de hoy refleja una polémica de Jesús con los fariseos sobre la observancia del descanso sabático. Jesús, hablando realmente con autoridad y poder, se atreve a reinterpretar una de las instituciones más sagradas de su pueblo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 1-5
Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano.
Unos fariseos les preguntaron:
—«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?».
Jesús les replicó:
—«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros».
Y añadió:
—«El Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Dios Padre está siempre cerca de aquel que lo invoca y de cuantos lo buscan con sinceridad. Acudamos a Él confiándole todos nuestros deseos y necesidades. Oremos diciendo:
Señor, Camino, Verdad y Vida, escucha nuestra oración.
- Por la Iglesia que nos ha engendrado a la fe: para que en la persona de sus pastores y ministros, acompañe e instruya al pueblo de los creyentes en la certeza de la esperanza, en la laboriosidad de la caridad, en la sabiduría de la fe. Oremos.
- Por los gobernantes de las naciones y por los que han sido llamados a administrar la justicia: para que vivan su deber con espíritu de ser vicio y rectitud de conciencia, favoreciendo la paz, la solidaridad y la atención a los más pobres. Oremos.
- Para que nadie en el mundo sea insultado, burlado, calumniado y perseguido a causa de la fe que profesa. Que en todos los lugares se respete la libertad religiosa, para que todo ser humano pueda buscar a Dios y encontrar así su verdadera dignidad. Oremos.
- Por todos los difuntos, por nuestros seres queridos fallecidos y por aquellos por los que ya nadie ora. Para que pronto sean participes de la alegría en la Jerusalén celestial y vivan por siempre en Dios. Oremos.
Presidente: Dios, que todo lo ves y todo lo puedes, escucha nuestras oraciones, incluso las que habitan en lo secreto de nuestros corazones, y escúchalas según tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Ofrendas.
Llevemos al altar vino y pan, con nuestra alabanza y agradecimientos por las bendiciones de las cosechas de la tierra.
Comunión
«El Hijo del hombre es señor del sábado» y nos invita a participar de su banquete. Con un corazón limpio acerquémonos a recibirle.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 5, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia