Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Sean todos bienvenidos a la celebración eucarística de hoy, contagiados por la alegría de la pronta celebración de la Navidad. La liturgia de hoy nos hará rebosar aún más de gozo, alegría y júbilo.
Animados por esos sentimientos, nos disponemos a celebrar estos misterios comenzando con el canto de entrada. De pie y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Cantar de los cantares 2 ,8-14a)
Escucharemos en la primera lectura un hermoso cántico de amor tomado del Cantar de los cantares. El amor humano, elevado en la Biblia a símbolo y encarnación del amor de Dios a su pueblo, nos prepara para la escena de la visita de María a su prima Isabel, del Evangelio de hoy.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Cantar de los cantares 2 ,8-14
¡Oíd, que llega mi amado,
saltando sobre los montes,
brincando por los collados!
Es mi amado como un gamo,
es mi amado un cervatillo.
Mirad: se ha parado detrás de la tapia,
atisba por las ventanas,
mira por las celosías.
Habla mi amado y me dice:
«¡Levántate, amada mía,
hermosa mía, ven a mí!
Porque ha pasado el invierno,
las lluvias han cesado y se han ido,
brotan flores en la vega,
llega el tiempo de la poda,
el arrullo de la tórtola
se deja oír en los campos;
apuntan los frutos en la higuera,
la viña en flor difunde perfume.
¡Levántate, amada mía,
hermosa mía, ven a mí!
Paloma mía, que anidas
en los huecos de la peña,
en las grietas del barranco,
déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz,
porque es muy dulce tu voz,
y es hermosa tu figura».
Palabra de Dios.
O bien:
Monición a la primera lectura (Sofonías 3, 14-18a)
Porque Dios está ya muy cerca y sigue manifestando su amor a su pueblo, el profeta Sofonías nos invita una sincera alegría. Con júbilo escuchemos este lectura.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18a
Regocíjate, hija de Sión;
grita de júbilo, Israel;
alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha cancelado tu condena,
ha expulsado a tus enemigos.
El Señor será el rey de Israel,
en medio de ti, y ya no temerás
Aquel día dirán a Jerusalén:
«No temas, Sión, no desfallezcan tus manos.
El Señor, tu Dios, en medio de ti,
es un guerrero que salva.
Él se goza y se complace en ti,
te ama y se alegra con júbilo
como en día de fiesta».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial (Salmo 32)
En los últimos días de Adviento, el salmo 32 nos anima y expresa muy bien los sentimientos de júbilo que nos rodean ya, previos al nacimiento de Jesús. Manifestemos nuestro gozo diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 32, 2-3. 11-12. 20-21
R. Aclamad, justos, al Señor,
cantadle un cántico nuevo.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R.
El plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.
Evangelio (Lucas 1, 5-25)
San Lucas nos mostrará ahora el encuentro de dos mujeres sencillas del pueblo, que han sido agraciadas por Dios con una inesperada maternidad y se muestran totalmente disponibles a su voluntad, y que son un hermoso símbolo del encuentro del Antiguo y del Nuevo Testamento, de los tiempos de la espera y de la plenitud de la venida.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-45
Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
—«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Opción 1
Presidente: Exultantes como Juan en el seno de Isabel, esperemos la venida del Señor y aclamemos con alegría diciendo:
«Ven, Señor Jesús»
- Por la Iglesia, para que con la misma diligencia de María que visita a su prima Isabel, sea diligente al anunciar el Evangelio, para que la alegre noticia de la salvación pueda ser motivo de alegría y alabanza para todos los que la reciben. Oremos
- Por los que gobiernan las naciones, para que la comunicación y el diálogo constructivo sean instrumentos privilegiados que, asociados el espíritu de servicio, permitan la apertura de negociaciones de paz para romper las espirales del odio y de la violencia en todos los países que sufren a causa de incomprensión y rivalidades. Oremos.
- Por los que practican el aborto arrogándose el derecho de decidir sobre la vida y la muerte de otros, para que el Señor abra su corazón para que comprendan el verdadero valor de la existencia, la cual, incluso en casos de enfermedad y discapacidad, es digna de ser vivida, y dejen de causar así tanto sufrimiento en las vidas inocentes y en las madres que después lamentan la muerte de sus hijos. Oremos.
- Por todos nosotros, para que sepamos reconocer y alegrarnos, como Isabel, por los dones que el Señor ha prodigado a los hermanos con los que compartimos la cotidianidad, para que por ellos y con ellos aprendamos a dar gloria a Dios. Oremos.
Presidente: Padre que te dignaste a visitar a la humanidad herida por el pecado, acoge nuestra oración y ayúdanos a creer en el cumplimiento de lo que has dicho. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Opción 2
Digamos confiados: «Señor Jesús, ven pronto»
- Por nuestra Iglesia, para que siga transmitiendo al mundo la alegría de la salvación. Oremos
- Por el mundo que Cristo vino a salvar, para que acepte la salvación ofrecida gratuitamente. Oremos.
- Por los tristes y desconsolados, para que este día que hemos escuchado ese mensaje de júbilo, encuentren motivos para sonreír y llenar su vida de gozo. Oremos.
- Por todos nosotros, para que la paz de Cristo reine en nuestros corazones y podamos transmitir esa alegría a los demás. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Con la alegría que ha provocado en nosotros las lecturas de hoy, llevemos al altar los dones de pan y vino. Cantemos.
Comunión
Nuestro Dios es un Dios cercano a su pueblo, tan cercano que podemos comer su cuerpo y beber su sangre. Acudamos con fe a comulgar.
Final
Queridos hermanos, retornamos alegres a nuestros hogares, después de haber celebrado juntos la santa Misa. Pero vamos como portadores de alegría a los demás; como María, vamos como instrumentos de Dios para la evangelización de los demás, con nuestra vida y las buenas obras, más que con nuestras palabras.
Les esperamos aquí el día de mañana.
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Fuentes: Aldazábal, J. Enséñanos tus Caminos 1. Adviento y Navidad día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Adviento y Navidad, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia; Farnés Sherer, Pedro, Moniciones y Oraciones Sálmicas, Ed. Regina, Mallorca, 1978