Monición de Entrada
Con mucha alegría, queridos hermanos, les recibimos en la casa de Dios para celebrar la Santa Misa en el viernes de la II semana de Adviento. Tengan todos muy buenos días (tardes, noches)
Las lecturas de hoy son un reclamo de Dios al hombre que no le recibe en su corazón. Jesús echará en cara a su generación que no reciben a los enviados de Dios, ni al Bautista ni a Jesús mismo.
Que no sea ese el reclamo de Dios para nosotros. Abramos nuestro corazón para que Dios more en él, especialmente en estos días en que nos preparamos para la celebración del Nacimiento de Jesús.
Con nuestro corazón abierto a la acción de Dios, comencemos esta celebración con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Isaías 48, 17-19)
En la primera lectura, el profeta Isaías se lamenta con tristeza de que el pueblo era rebelde y no había querido obedecer a Dios eligiendo el camino del bien, sino el del propio capricho. Escuchemos atentos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 48, 17-19
Así dice el Señor, tu redentor,
el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios,
te enseño para tu bien,
te guío por el camino que sigues.
Si hubieras atendido a mis mandatos,
sería tu paz como un río,
tu justicia como las olas del mar;
tu progenie sería como arena,
como sus granos, los vástagos de tus entrañas;
tu nombre no sería aniquilado
ni destruido ante mí».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 1)
El tono de lamento de la primera lectura se convierte en el salmo 1 en una reflexión sapiencial. Reflexionemos también nosotros diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6
R. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.
Evangelio (Mateo 11, 16-19)
Las quejas del profeta Isaías se trasladan al Evangelio de San Mateo. Esta vez la queja está en labios de Jesús, con la gráfica comparación de los juegos y la música en la plaza. Preparémonos para escuchar el Evangelio.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 16-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—«¿A quién se parece esta generación?
Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: «Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado».
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: «Tiene un demonio». Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: «Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores».
Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Queridos hermanos, el Señor, al vernos desvalidos y sin méritos propios,
acude, compasivo, en nuestra ayuda. Pidamos por las necesidades del mundo entero, pero, especialmente, por la conversión de todos los pecadores. Lo hacemos diciendo todos:
- Por la Iglesia, para que con transparencia de vida nos muestre y ayude a reconocer al Señor que viene en la historia para hacer justos a los hombres. Oremos.
- Por el Santo el papa, los obispos, los sacerdotes y todos los consagrados, para que no se acomoden en su elección, cerrando los ojos ante las obras de Dios, sino que con espíritu siempre nuevo lo busquen, lo acojan y den testimonio de Él en el mundo. Oremos.
- Por los que administran la justicia, para que trabajen con conciencia recta y defiendan siempre la verdad y la libertad. Oremos.
- Por los que toman la vida como un juego, desperdiciándola y sintiéndose siempre insatisfechos, para que puedan adquirir una mirada seria y madura que les ayude a tomar decisiones duraderas, coherentes y llenas de sentido. Oremos
- Por todos nosotros, para que la Palabra que hemos escuchado nos impulse a transformar nuestra vida y dar muestras claras de conversión en este Adviento que nos prepara a la venida del Señor. Oremos.
Presidente: Acoge, Señor, la oración que tu pueblo aquí reunido te dirige, para que todo hombre pueda reconocer que todo bien viene de Ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Llevemos ahora al altar las ofrendas de pan y vino, que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, para nuestra salvación.
Comunión
Queridos hermanos, acojamos a Dios que viene en nuestra historia y vayamos con fe y devoción a comulgar. Cantemos todos
Final
Hermanos, para los contemporáneos de Jesús había mil excusas para no aceptar a Juan el Bautista ni al mismo Jesús. Para nosotros no debería haber ninguna y por eso nos vamos a nuestros hogares decididos a seguir entrando en el Adviento, para vivir mejor la Navidad, sin insatisfacciones que vean solo lo malo de la historia y de las personas, sino contagiados por la magia de las fiestas de fin de año.
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Fuentes: Aldazábal, J. Enséñanos tus Caminos 1. Adviento y Navidad día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Adviento y Navidad, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.