Monición de Entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. En el miércoles de la segunda semana del tiempo ordinario nos da mucha alegría recibirles en este lugar para la celebración eucarística.
La participación diaria en la santa misa nos fortalece en nuestro caminar cristiano. La escucha constante de su Palabra nos edifica. Por eso hoy, animados por la fe, comencemos esta santa misa con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Hebreos 7, 1-3. 15-17)
Para que los cristianos procedentes del judaísmo no añoren la institución sacerdotal del templo, el autor de la carta a los Hebreos demuestra la superioridad total del sacerdocio de Jesús. Escuchemos el inicio de la exposición sobre el tema de Cristo sumo sacerdote en la línea de Melquisedec.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 7, 1-3. 15-17
Hermanos:
Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, cuando Abrahán regresaba de derrotar a los reyes, lo abordó y lo bendijo, recibiendo de él el diezmo del botín.
Su nombre significa «rey de justicia», y lleva también el título de rey de Salén, es decir, «rey de paz».
Sin padre, sin madre, sin genealogía; no se menciona el principio de sus días ni el fin de su vida.
En virtud de esta semejanza con el Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
Y esto resulta mucho más evidente si surge otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, que lo sea no en virtud de una legislación carnal, sino en fuerza de una vida imperecedera; pues está atestiguado:
«Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 109)
Con el salmo 109 expresamos la singularidad de Jesús como sacerdote eterno según el rito de Melquisedec, en su misión de Mediador entre Dios y la humanidad. Por eso digamos todos:
Salmo responsorial: Salmo 109, 1. 2. 3. 4
R. Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies». R.
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora». R.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec». R.
Monición al Evangelio (Marcos 3, 1-6)
Delante de sus enemigos que espían todas sus acciones, Jesús hoy realiza otro milagro para manifestar su idea de que la ley del sábado está al servicio del hombre y no al revés. Cantemos el aleluya para escuchar el Evangelio de San Marcos.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 1-6
En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la parálisis:
—«Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les preguntó:
—«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».
Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre:
—«Extiende el brazo».
Lo extendió y quedó restablecido.
En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El sacerdote Melquisedec, prefiguración de Cristo, es llamado rey de justicia y de paz. A él Abrahán le dio el diezmo de su trabajo para gloria de Dios, porque todo en la tierra es suyo. Con la misma actitud, dirijamos nuestra oración al Padre y digamos:
Señor, escucha nuestra oración.
- Por el Santo Padre, para que nunca deje de interceder por su grey y sea guiado por el Espíritu Santo al conducir el pueblo de Dios.. Oremos.
- Por todos los cristianos, para que no tengan miedo de admitir con humildad sus carencias y debilidades, sino que las vean como ocasión para implorar la conversión y la sanación para la gloria de Dios. Oremos.
- Por los gobernantes de las naciones, especialmente los de nuestro país, para que siempre busquen favorecer a todos en sus proyectos de desarrollo, sin exclusión alguna. Oremos.
- Por los que pasan por momentos difíciles y su fe está siendo probada, para que el Señor les conceda un ánimo contrito para poder experimentar que solamente confiando en Dios es posible ganar la batalla contra el mal. Oremos.
- Por todos nosotros aquí reunidos, para que Dios nos conceda un corazón siempre alegre, que sepa remitir a Él todo lo que tenemos y nos haga administradores fieles de sus bienes según la justicia. Oremos.
Presidente: Señor, que has enviado a tu Hijo en medio de nosotros para que interceda en nuestro favor mediante un sacerdocio perfecto, acoge benévolo nuestras oraciones. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Ahora nos acercamos al altar llevando nuestras ofrendas de pan y vino, para que, por obra del Espíritu Santo, se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Comunión
Con mucha fe, con la certeza de que Cristo está presente en el Pan y el Vino consagrados, acerquémonos ahora a comulgar.
Final
Queridos hermanos, la misa ha terminado y es el momento de retornar a nuestros hogares a poner en práctica lo que aquí hemos aprendido.
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Fuentes: Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.