Monición de Entrada
Queridos hermanos, sean todos bienvenidos a la celebración de esta santa misa, con la que finalizamos la primera semana del tiempo ordinario.
La personalidad y la palabra de Jesús sigue seduciendo a muchos y su grupo de discípulos sigue creciendo, según las lecturas de hoy.
También nosotros dejémonos seducir por el Señor, y comencemos esta misa con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Hebreos 4, 12-16)
La carta a los Hebreos, en el texto de hoy, nos habla sobre el sacerdocio de Cristo y nos ofrece un pequeño himno a la Palabra de Dios y su poder penetrante. Escuchemos y dejemos que esta palabra penetre hasta nuestro interior.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 12-16
Hermanos:
La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos. Juzga los deseos e intenciones del corazón.
No hay criatura que escape a su mirada. Todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.
Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 18)
En consonancia con la primera lectura, la liturgia de hoy nos ofrece el salmo 18. El que sigue los mandatos del Señor, encuentra su deleite en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Por eso nos unimos al salmista diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 18, 8. 9. 10. 15
R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.
Monición al Evangelio (Marcos 2, 13-17)
Jesús sigue conformando el grupo de los 12. El Evangelio de San Marcos nos muestra el maravilloso poder de dominio de la personalidad y la palabra de Jesús, capaz hasta de mover a un publicano al abandono de su profesión.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él, y les enseñaba.
Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
—«Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de publicanos y pecadores se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Algunos escribas fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, les dijeron a los discípulos:
—«¡De modo que come con publicanos y pecadores!».
Jesús lo oyó y les dijo:
—«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Con el don de su Palabra de Señor renueva cada día en nosotros la alegría de seguirlo. Animados por el deseo de serle siempre fieles, elevemos nuestras oraciones y digamos:
Que tu Palabra guíe nuestros pasos.
- Por la Iglesia, que custodia y difunde la Palabra de Dios, para que todo bautizado sea testimonio coherente y alegre del Evangelio, para que todos puedan encontrar a Dios, Padre misericordioso. Oremos.
- Por los estudiosos, los intérpretes y exégetas de las Sagradas Escrituras, para que en su delicada tarea sepan estar siempre en la escucha del Espíritu Santo, para proponer el tesoro de los textos sagrados a todos los fieles. Oremos.
- Por los que gobiernan las naciones, para que comprendan que sus cargos son también por un llamado de Dios a servir al pueblo que les ha elegido. Oremos.
- Por los más necesitados, especialmente los que se sienten marginados por la sociedad, debido a sus pecados públicos y permanentes, para que la misericordia de Dios se manifieste en ellos sanando sus corazones y liberándolos del poder del mal. Oremos.
- Por todos nosotros, para que la Palabra que hemos escuchado penetre nuestros corazones y la hagamos producir al ciento por uno con nuestras buenas obras. Oremos.
Presidente: Señor Jesús, que has venido por los enfermos y no por los sanos, acércate a esta nuestra humanidad herida y escucha las oraciones que la confianza en tu misericordia te ha dirigido. Tú que eres Dios y vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Del fruto de la tierra y del trabajo del hombre ahora llevamos al altar los dones de pan y vino. Cantemos todos.
Comunión
Cristo hoy nos llama a participar de su banquete. Acudamos con fe a comulgar.
Final
Queridos hermanos, al finalizar esta misa y retornar a nuestros hogares, nos vamos conscientes de que la participación en el Reino de Dios exige conversión y fe, como condiciones fundamentales. Vayamos a dar signos de una sincera conversión y a demostrar nuestra fe en Jesús.
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Fuentes: Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia; Farnés Sherer, Pedro, Moniciones y Oraciones Sálmicas, Ed. Regina, Mallorca, 1978.