Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Nos complace recibirles en la casa de Dios para continuar nuestra preparación para el nacimiento de Jesús. Estamos ya en el jueves de la tercera semana de adviento, jueves eucarístico.
A partir de hoy las dos lecturas de cada día presentan paralelismos y contrastes muy claros que nos ayudarán a entender los planes de Dios. Comenzamos hoy con el anuncio del nacimiento de Sansón y el de Juan Bautista.
Comencemos la celebración de esta misa con el canto de entrada. De pie por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Jueces 13, 2-7.2 4-25a)
Del libro de los jueces escuchemos el anuncio del primero de los dos nacimientos anunciados este día. De dos padres estériles nacerá un hombre conocido por su mucha fuerza para liberar al pueblo de la opresión de los filisteos. Escuchemos con atención.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Jueces 13, 2-7.2 4-25a
En aquellos días, había en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo:
—«Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer. Él empezará a salvar a Israel de los filisteos».
La mujer fue a decirle a su marido:
—«Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: «Concebirás y darás a luz un hijo: ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro; porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte»».
La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón.
El niño creció y el Señor lo bendijo.
Y el espíritu del Señor comenzó a agitarlo.
Palabra de Dios.
Moniciones salmo responsorial (Salmo 70)
Con el salmo 70 reconocemos hoy humildemente que Dios es nuestra roca y nuestro refugio, el que nos libra de las dificultades, el que ya desde el seno de nuestra madre nos conoce y nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Por eso alabamos a Dios respondiendo todos: Que mi boca esté llena de tu alabanza y cante tu gloria.
Salmo responsorial: Salmo 70, 3-4a. 5-6ab. 16-17
R. Que mi boca esté llena de tu alabanza
y cante tu gloria.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R.
Contaré tus proezas, Señor mío,
narraré tu victoria, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.
Monición al Evangelio (Lucas 1, 5-25)
En el Evangelio de hoy, veremos la intervención de Dios preparando el nacimiento del precursor del Mesías. Y para demostrar que Dios es el protagonista siempre de nuestra historia, también aquí, al igual que en la primera lectura, los padres son estériles.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 5-25
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
—«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
—«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
El ángel le contestó:
—«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento».
El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo:
—«Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Opción 1
Presidente: Dios realiza su salvación cuando al hombre le parece imposible. Así lo ha demostrado con las dos parejas de padres estériles en las lecturas de hoy. Reconociendo que la obra de Dios es más grande que cualquiera de nuestras obras, digamos con fe:
«Realiza tu obra en nosotros, Señor»
- Por la Iglesia, para que nunca descuide la oración, contacto vivo con su Señor; que ella sea la raíz, de su constante relación con Dios, para que pueda discernir y obrar en la sociedad de nuestro tiempo. Oremos.
- Por los ministros de la Eucaristía, para que, acogiendo el anuncio e salvación del Señor, sepan difundirlo sin temor y que, agradecidos por haber sido escogidos para cumplir el servicio sacerdotal, aprendan a alabar a Dios con su vida. Oremos
- Por los que rigen los destinos de los pueblos, especialmente los de nuestro país, para que luchen por la paz y la reconciliación de nuestra sociedad, especialmente en estos días en que la navidad está muy cerca. Oremos.
- Por las parejas de esposos que sufren por poder tener hijos, para que confíen a Dios su deseo y que hagan que su unión sea igualmente fecunda en la capacidad de engendrar a la fe y de ensalzar al Señor. Oremos.
- Por todos nosotros, reunidos este día en torno al altar del Señor, esperando su venida, para que intensifiquemos nuestra preparación espiritual, a fin de recibirle con un corazón limpio. Oremos.
Presidente: Dios omnipotente, haz que al canto de tus alabanzas sepamos asociar la ofrenda de nuestra vida y confiar en la verdad de tu anuncio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Opción 2
Unamos nuestras voces para elevar nuestras oraciones al Señor diciendo juntos: «Ven Señor Jesús»
- Que la Iglesia, que tú fundaste, glorifique, Señor, tu nombre por todo el mundo, dando testimonio de Ti con sus buenas obras. Oremos.
- Que tu ley, Señor, sea luz para nuestros ojos y sirva de protección a los pueblos que confiesan tu nombre y el hilo conductor para quienes rigen los destinos de los pueblos. Oremos
- Que todos los que sufren en el mundo, Señor, sientan tu consuelo y misericordia en estos días especiales en que preparamos tu llegada. Oremos.
- Que todos nosotros, Señor, que este día nos reunimos en torno a tu altar, sintamos en nuestros corazones el ferviente deseo de recibirte. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Los dos matrimonios de las lecturas de hoy pusieron lo que tenían para la obra de Dios: su esterilidad. Pongamos ahora nosotros nuestros dones de pan y vino, llevémoslos al altar para que el milagro eucarístico suceda entre nosotros. Cantemos todos.
Comunión
«Nos visitará el sol que nace de lo alto, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz»
Todos los días viene el Señor a nuestra vida. Hoy viene a nuestro encuentro en la Santa Comunión. Acerquémonos a recibirle con devoción.
Final
Queridos hermanos, la navidad está muy cerca. La venida del Señor se aproxima. Al finalizar esta santa misa, vayamos a nuestros hogares a continuar preparando los caminos del Señor, haciendo que haya reconciliación entre las familia y dejando que Dios nos sorprenda con su poder en nuestras debilidades.
Les esperamos el día de mañana.
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Fuentes: Aldazábal, J. Enséñanos tus Caminos 1. Adviento y Navidad día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Adviento y Navidad, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia; Farnés Sherer, Pedro, Moniciones y Oraciones Sálmicas, Ed. Regina, Mallorca, 1978
