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Moniciones y Lecturas 19 de abril de 2025 – Vigilia Pascual

NOTAS:

  • Al final de la página encontraremos la monición del Evangelio para cada ciclo. El resto de lecturas son las mismas para los tres ciclos (A, B y C).
  • La celebración de esta noche tiene 4 partes bien definidas y delimitadas: Bendición del fuego, liturgia de la Palabra, liturgia bautismal y liturgia Eucarística.
  • La Vigilia comienza con la bendición del fuego, que se hace en un lugar adecuado y con las luces del templo apagadas. Se continúa con la procesión y se concluye esta primera parte con el Pregón Pascual.
  • Acto seguido se comienza con la liturgia de la Palabra, para lo cual ofrecemos las moniciones siguientes.

Moniciones para las lecturas

Monición única para todas las lecturas

La maravillosa historia de la salvación nos será relatada hoy en todas las lecturas que la liturgia nos propone. Desde la creación del hombre, pasando por su liberación y anuncio de la salvación por medio de los profetas, hasta llegar al cumplimiento de las promesas en Cristo Jesús, que venció la muerte, y con su resurrección nos dio una nueva vida. Pongamos mucha atención a todo este recorrido que nos traen las lecturas y abramos nuestro corazón para que esa Palabra transforme nuestras vidas y nos permita resucitar también a nosotros con Cristo

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Moniciones para cada lectura

Monición a la primera lectura (Génesis 1, 1—2, 2)

Empezamos la escucha de la Palabra con el relato de la creación del mundo y del género humano según el primer libro de la Biblia, el Génesis. En esta noche nos disponemos a celebrar el «nacimiento» a la vida resucitada del segundo Adán, Cristo, el primogénito de la nueva creación. Escuchemos atentos esta primera lectura.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 1, 1—2, 2

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del Abismo, las tinieblas. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.


Y dijo Dios:

—«Que exista la luz».

Y la luz existió.

Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de las tinieblas: llamó Dios a la luz «Día»; a las tinieblas «Noche».

—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero—

Y dijo Dios:

—«Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas».

E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda.

Y así fue.

Y llamó Dios a la bóveda «Cielo».

—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo—

Y dijo Dios:

—«Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes».

Y así fue.

Y llamó Dios a los continentes «Tierra». y a la masa de las aguas la llamó «Mar».

Y vio Dios que era bueno.

Y dijo Dios:

—«Verdee la tierra hierba verde, que engendre semilla y árboles frutales que den fruto según su especie, y que lleven semilla sobre la tierra».

Y así fue.

La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.

Y vio Dios que era bueno.

—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero—

Y dijo Dios:

—«Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra».

Y así fue.

E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de las tinieblas.

Y vio Dios que era bueno.

—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto—

Y dijo Dios:

—«Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo».

Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hace pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies.

Y vio Dios que era bueno.

Y Dios los bendijo diciendo:

—«Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra».

—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto—

Y dijo Dios:

—«Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies».

Y así fue.

E hizo Dios las fieras según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.

Y dijo Dios:

—«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra».

Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.

Y los bendijo Dios y les dijo:

—«Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra».

Y dijo Dios:

—«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra —a todo ser que respira— la hierba verde les servirá de alimento».

Y así fue.

Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno.

—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto—

Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho.

Palabra de Dios.

Monición al Salmo Responsorial: Salmo 103

El salmo 103 nos ayuda a manifestar nuestra admiración por la obra creadora de Dios. Por eso aclamamos a con las palabras del salmo diciendo:

Salmo responsorial: Salmo 103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 13-14. 24 y 35c

REnvía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice, alma mía, al Señor;
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R.

De los manantiales sacas los ríos
para que fluyan entre los montes,
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R.

Desde tu morada riegas los montes,
y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados
y forraje para los que sirven al hombre. R.

¡Cuántas son tus obras, Señor!,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R.

Monición a la segunda lectura (Génesis 22, 1-18)

Escucharemos a continuación un relato que nos muestra la confianza absoluta puesta en Dios por parte de Abraham. El sacrificio de Isaac es figura de la pasión de Cristo. Aunque Abraham evitó el sacrificio de Isaac, Dios sí entregó hasta las últimas consecuencias a su Hijo en solidaridad con la salvación del mundo.

SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 22, 1-18

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole:

—«¡Abrahán!».

Él respondió:

—«Aquí me tienes».

Dios le dijo:

—«Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré».

Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.

El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados:

—«Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros».

Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.

Isaac dijo a Abrahán, su padre:

—«Padre».

Él respondió:

—«Aquí estoy, hijo mío».

El muchacho dijo:

—«Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?».

Abrahán contestó:

—«Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío».

Y siguieron caminando juntos.

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:

—«¡Abrahán, Abrahán!».

Él contestó:

—«Aquí me tienes».

El ángel le ordenó:

—«No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo».

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.

Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «El monte del Señor ve».

El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:

—«Juro por mí mismo —oráculo del Señor—: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido».

Palabra de Dios.

Monición al Salmo Responsorial: Salmo 15

Como Abraham, Jesucristo confió plenamente en las promesas de Dios Padre. Incluso en el momento más difícil, hizo del Señor su refugio. El salmo 15 5 se aplica fácilmente a Cristo en su sepultura y en su resurrección, dando a su sacrificio un tono de esperanza confiada. Manifestemos nuestra confianza en el Señor con las palabras del salmo diciendo:

Salmo responsorial: Salmo 15, 5 y 8. 9-10. 11

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena:
porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

Tercera Lectura (Éxodo 14, 15—15, 1)

El Libro de Éxodo nos narra la salida de Egipto y el paso del Mar Rojo, camino de la libertad. Este es el acontecimiento fundamental en la historia del pueblo israelita y el mejor símbolo para todos los procesos de liberación de un pueblo.

(Después de la lectura no se dice Palabra de Dios sino hasta el final del Interleccional del Éxodo 15; tampoco se hace monición al interleccional. Si se hace cantado, el salmista finaliza diciendo «Palabra de Dios»)

TERCERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 14, 15—15, 1

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés:

—«¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros».

Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.

Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.

Y dijo Egipto:

—«Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto».

Dijo el Señor a Moisés:

—«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes».

Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.

Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.

Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.

Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.

Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor:

Interleccional: Éxodo 15, 1-2. 3-4. 5-6. 17-18

No se hace monición para este interleccional, dado que se lee o canta a continuación, sin interrupción, de la lectura anterior.

Interleccional: Éxodo 15, 1-2. 3-4. 5-6. 17-18

R. Cantaré al Señor, sublime es su victoria.

Cantaré al Señor, sublime es su victoria:
caballo y jinete ha arrojado en el mar.

Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R.

El Señor es un guerrero,
su nombre es «Yahvé».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R.

Las olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible;
tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R.

Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás. R.

Monición a la cuarta lectura (Isaías 54, 5-14)

El mensaje de los profetas es fundamental para comprender la historia de la salvación. Terminadas las tres lecturas «históricas», el primer pasaje de Isaías nos habla de la fidelidad con que Dios nos quiere. A pesar del pecado humano, continúa firme el amor de Dios, con símbolos muy expresivos la hace saber el profeta en esta noche santa.

CUARTA LECTURA

Lectura del libro del profeta Isaías 54, 5-14

El que te hizo te tomará por esposa:
su nombre es el Señor de los ejércitos.

Tu redentor es el Santo de Israel,
se llama Dios de toda la tierra.

Como a mujer abandonada y abatida
te vuelve a llamar el Señor;

como a esposa de juventud, repudiada
—dice tu Dios—.

Por un instante te abandoné,
pero con gran cariño te reuniré.

En un arrebato de ira
te escondí un instante mi rostro,

pero con misericordia eterna te quiero
—dice el Señor, tu redentor—.

Me sucede como en tiempo de Noé:

juré que las aguas del diluvio
no volverían a cubrir la tierra;

así juro no airarme contra ti
ni amenazarte.

Aunque se retiren los montes
y vacilen las colinas,

no se retirará de ti mi misericordia
ni mi alianza de paz vacilará
—dice el Señor, que te quiere—.

¡Oh afligida, zarandeada, desconsolada!

Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches,
tus cimientos sobre zafiros;

te pondré almenas de rubí,
y puertas de esmeralda,
y murallas de piedras preciosas,

Tus hijos serán discípulos del Señor,
tendrán gran paz tus hijos.

Tendrás firme asiento en la justicia.

Estarás lejos de la opresión,
y no tendrás que temer;

y lejos del terror,
que no se acercará.

Palabra de Dios.

Monición al salmo Responsorial: Salmo 29

Ante el infinito amor de Dios, la respuesta del hombre se traduce en alabanza. Por eso unimos nuestras voces al salmista y respondemos: 

Salmo responsorial: Salmo 29, 2 y 4. 5-6. 11 y 12a y 13b

R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Sacaste mi vida del abismo,
y me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.

Tañed para el Señor, fieles suyos;
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

Monición a la quinta Lectura (Isaías 55, 1-11)

Haciendo uso de la metáfora del agua que sacia la sed nunca satisfecha de la humanidad, el segundo pasaje de Isaías nos hace ver cómo Dios nos promete una alianza renovada, que nos llevará a la vida.  Después del castigo merecido a causa de la infidelidad, promete a su pueblo el advenimiento de una era de abundancia y de paz.

QUINTA LECTURA

Lectura del libro del profeta Isaías 55, 1-11

Así dice el Señor:

«Oíd, sedientos todos, acudid por agua
también los que tenéis dinero:

venid, comprad trigo, comed sin pagar,
vino y leche de balde.

¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta
y el salario en lo que no da hartura?

Escuchadme atentos y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos.

Inclinad el oído, venid a mí:
escuchadme y viviréis.

Sellaré con vosotros alianza perpetua,
la promesa que aseguré a David:

a él lo hice mi testigo para los pueblos,
caudillo y soberano de naciones;

tú llamarás a un pueblo desconocido,
un pueblo que no te conocía correrá hacia ti;

por el Señor, tu Dios,
por el Santo de Israel que te honra.

Buscad al Señor mientras se le encuentra,
invocadlo mientras está cerca;

que el malvado abandone su camino,
y el criminal sus planes;

que regrese al Señor, y él tendrá piedad;
a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
—oráculo del Señor—.

Como el cielo es más alto que a tierra,
mis caminos son más altos que los vuestros;
mis planes, que vuestros planes.

Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo,
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra,

de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come;

así será mi Palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,

sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo».

Palabra de Dios.

Monición al Interleccional: Isaías 12

El siguiente salmo, que aquí es un cántico del mismo Isaías, nos centra en Dios, nuestro salvador, también con la imagen del agua viva. Respondemos todos:

Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6

R. Sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

El Señor es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R. 

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R. 

Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel! R. 

Monición a la sexta Lectura (Baruc 3, 9-15. 32—4,4)

El siguiente relato plasma el sentimiento del pueblo judío en el destierro y el desempeño de la misión del profeta, que llama al pueblo a la conversión y hace una invitación constante a buscar en la sabiduría la respuesta al sufrimiento y a la desesperanza.

SEXTA LECTURA

Lectura del libro del profeta Baruc 3, 9-15. 32—4,4

Escucha, Israel, mandatos de vida,
presta oído para aprender prudencia.

¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo,
que envejezcas en tierra extranjera,

que estés impuro con los muertos,
que te cuenten con los del abismo?
Es que abandonaste la sabiduría.

Si hubieras seguido el camino de Dios,
habitarías en paz para siempre.

Aprende dónde se encuentra la prudencia,
el valor y la inteligencia;

así aprenderás dónde se encuentra la vida larga,
la luz de los ojos y la paz.

¿Quién encontró su puesto
o entró en sus almacenes?

El que todo lo sabe la conoce,
la examina y la penetra.

El que creó la tierra para siempre
y la llenó de animales cuadrúpedos;

el que manda a la luz, y ella va;
la llama, y le obedece temblando;

a los astros, que velan gozosos
en sus puestos de guardia,

os llama y responden:
«Presentes»;

y brillan gozosos para su Creador.

Él es nuestro Dios
y no hay otro frente a él:

investigó el camino del saber
y se lo dio a su hijo Jacob,
a su amado, Israel.

Después apareció en el mundo
y vivió entre los hombres.

Es el libro de los mandatos de Dios,
la ley de validez eterna:

los que la guardan, vivirán;
los que la abandonan, morirán.

Vuélvete, Jacob, a recibirla,
camina a la claridad de su resplandor;

no entregues a otros tu gloria,
ni tu dignidad a un pueblo extranjero.

¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos
lo que agrada al Señor!

Palabra de Dios.

Monición al Salmo Responsorial: Salmo 18

El que sigue los mandatos del Señor, encuentra su deleite en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Por eso respondemos con el salmo 18:

Salmo responsorial: Salmo 18, 8. 9. 10, 11

R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y eternamente justos. R.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.

Monición a la séptima Lectura (Ezequiel 36, 16-28)

La última lectura del AT es del profeta Ezequiel, testigo, en el siglo VI antes de Cristo, del destierro del pueblo a Babilonia. De parte de Dios él anuncia el perdón a su pueblo, y le promete un agua pura y un corazón nuevo, una nueva creación y un nuevo espíritu.

SÉPTIMA LECTURA

Lectura del libro del profeta Ezequiel 36, 16-28

Me vino esta palabra del Señor:

«Hijo de Adán,

cuando la casa de Israel habitaba en la tierra,
la profanó con su conducta, con sus acciones,
como sangre inmunda fue su proceder ante mí.

Entonces derramé mi cólera sobre ellos,
por la sangre que habían derramado en el país,
por haberlo profanado con sus idolatrías.

Los esparcí entre las naciones,
anduvieron dispersos por los países;
según su proceder, según sus acciones los sentencié.

Cuando llegaron a las naciones donde se fueron,
profanaron mi santo nombre;

decían de ellos:
«Estos son el pueblo del Señor,
de su tierra han salido».

Sentí lástima de mi santo nombre,
profanado por la casa de Israel
en las naciones a las que se fue.

Por eso, di a la casa de Israel:

Esto dice el Señor:

No lo hago por vosotros, casa de Israel,
sino por mi santo nombre, profanado por vosotros
en las naciones a las que habéis ido.

Mostraré la santidad de mi nombre grande,
profanado entre los gentiles,
que vosotros habéis profanado en medio de ellos;

y conocerán los gentiles que yo soy el Señor
—oráculo del Señor—
cuando les haga ver mi santidad al castigarlos.

Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países
y os llevaré a vuestra tierra.

Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:

de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;

y os daré un corazón nuevo;
y os infundiré un espíritu nuevo;

arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.

Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

Y habitaré en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios».

Palabra de Dios.

Monición al salmo Responsorial: Salmo 41

Solo el Espíritu Santo que Dios nos ofrece, puede calmar la sed que de Dios tiene nuestro ser. Por eso, hacemos nuestras las palabras del salmista para aclamar al Señor. Respondemos:

Salmo responsorial: Salmo 41, 3. 5bcd; 42, 3. 4

R. Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío
.

Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿Cuándo entraré a ver
el rostro de Dios? R.

Cómo marchaba a la cabeza del grupo
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta! R.

Envía tu luz y tu verdad;
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta el monte santo,
hasta tu morada. R.

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R.

Terminada la oración correspondiente, se encienden las velas del altar y se entona solemnemente el gloria. Después el sacerdote dice la Oración Colecta, como de ordinario, y se continúa con la monición a las lecturas del Nuevo Testamento.

Monición a la epístola (Romanos 6, 3-11)

Ahora pasamos a las lecturas del NT, después del canto festivo del Gloria.

En el Nuevo Testamento encontramos el cumplimiento de las promesas de la Antigua Alianza. De la carta a los Romanos leemos hoy el pasaje en que Pablo compara la
experiencia del bautizo en agua con la Pascua del Señor.

EPÍSTOLA

Lectura de la carta de san Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte.

Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.

Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya.

Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.

Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios.

Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

Monición al salmo Responsorial: Salmo 117

En esta noche santa, agradecemos a Dios porque es bueno y su misericordia es infinita, respondiendo con el salmista:

Salmo responsorial: Salmo 117, 1-2. 16ab-17. 22-23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Dad gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R.

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré,
para contar las hazañas del Señor. R.

La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
es un milagro patente. R.

Evangelio para el Ciclo A:

Monición al Evangelio (Mateo 28, 1-10)

El acontecimiento más grande de la historia está a punto de proclamarse: la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Una gran noticia que hoy nos quita el temor y nos llena de alegría en esta noche santa. Jesús venció la muerte!.

Abramos nuestro corazón al anuncio de la Resurrección.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

—«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

—«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo».

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

—«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor.

Evangelio para el Ciclo B:

Monición al Evangelio (Marcos 16, 1-7)

Cristo ya no está en la tumba, ha resucitado! Después de escuchar dos veces la Pasión, el domingo de Ramos y el Viernes Santo, se completa ahora el segundo acto de la Pascua con esta Buena Noticia que nos trae San Marcos, sobre la resurrección. Cristo está vivo, ha resucitado!

Con mucho gozo abramos nuestro corazón para la escucha de esta gran noticia.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 1-7

Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras:

—«¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?».

Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo:

—«No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron.

Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo».

Palabra del Señor.

Evangelio para el Ciclo C:

Monición al Evangelio (Lucas 24, 1-12)

Después de escuchar dos veces la Pasión, el domingo de Ramos y el Viernes Santo, se completa ahora el segundo acto de la Pascua con esta Buena Noticia de la Resurrección. Lucas subraya que sucedió «el primer día de la semana». El núcleo de la fe cristiana se encuentra en la manifestación del Dios hombre que vence la muerte. Abramos nuestro corazón al sorprendente anuncio de la Resurrección de Jesús. 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 1-12

El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando las aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron:

—«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: «El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar»».

Recordaron sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a los demás.

María Magdalena, Juana y María, la de Santiago, y sus compañeras contaban esto a los apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron.

Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, vio sólo las vendas por el suelo. Y se volvió admirándose de lo sucedido.

Palabra del Señor.

Oración Universal

Presidente: Cristo ha vencido la muerte, Cristo ha resucitado. Ese gran acontecimiento nos llena de confianza y nos lleva a dirigir nuestras oraciones con toda la confianza en el poder de Dios. Responderemos todos:

«Por tu resurrección, escúchanos, Señor»

1. Por nuestra Santa Iglesia Católica, para que, siendo testigo de la resurrección de Cristo, sepa transmitir esa gran noticia al mundo entero. Oremos.

2. Por el Papa, obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia, para que el Señor resucitado les sostenga en su entrega ministerial y nos transmitan con entusiasmo la alegría de la salvación. Oremos.

3. Por nuestros hermanos que , iluminados con la luz de Cristo y la fe de la comunidad, se incorporan esta noche Santa a la Iglesia, mediante el sacramento del Bautismo, para que sientan y amen a esta familia católica, de la que ya forman parte. Oremos.

4. Por nuestra nación y sus gobernantes, para que, iluminados por la luz de Cristo resucitado, luchemos juntos por el progreso, la justicia y la paz. Oremos.

5. Por toda la humanidad que, rescatada en Cristo de la muerte, todavía sufre en la espera de su plena liberación. Oremos.

6. Por quienes en esta Eucaristía hemos renovado nuestro las promesas bautismales, para que con nuestros actos manifestemos nuestra adhesión a Cristo. Oremos. Señor.

Presidente: Padre Santo, que en la resurrección de tu Hijo amado nos abres un camino de vida, acoge el anhelo que tu Espíritu ha infundido en nuestros corazones, renovados por la fe. Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Ofrendas

Presentemos ahora al Señor el Pan y el Vino, que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo Resucitado para nuestra salvación.

Comunión

Cristo Resucitado se hace accesible a cada uno de nosotros y se nos ofrece en su Cuerpo y en su Sangre. Vayamos a comulgar cantando.

Final

Vayamos ahora a ser testigos ante el mundo de la Resurrección de Cristo y a dar esperanza a quienes piensan que todo termina con la muerte. La celebración de esta noche nos llena de alegría; la Pascua con Cristo nos impulsa a vivir como cristianos una nueva vida, que debe contagiar a los que nos rodean.

¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo está vivo!

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