sábado, noviembre 30, 2024
InicioLuturgiaMoniciones EspecialesMoniciones y Lecturas lunes 18 de marzo de 2024 - V Semana...

Moniciones y Lecturas lunes 18 de marzo de 2024 – V Semana de Cuaresma

Monición de entrada

Queridos hermanos, les damos la más cordial bienvenida a la celebración eucarística de hoy, lunes de la V semana de Cuaresma, última ya en este camino de preparación para la Pascua.

Las dos lecturas de hoy presentan un paralelismo: se trata de un juicio contra dos mujeres, una inocente y otra pecadora, Susana y la adúltera. Ambas escenas tienen mucho en común y nos ayudan a preparar la celebración de la próxima Pascua, con el juicio misericordioso de Dios sobre nuestro pecado.

Dejando que la misericordia de Dios nos abrace, comencemos esta santa misa con el canto de entrada. De pie, cantemos todos.

También te puede interesar:

Moniciones a las lecturas

Monición a la primera lectura (Daniel 13, 1-9. 15-17. 19-30. 33-62)

La primera lectura nos describe el juicio contra la primera de las dos mujeres de la liturgia de hoy. Escuchemos la historia del libro de Daniel, que nos presenta a una mujer inocente, que es acusada por dos ancianos viciosos.

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Daniel 13, 1-9. 15-17. 19-30. 33-62

En aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y religiosa.

Sus padres eran honrados y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un parque junto a su casa; como era el más respetado de todos, los judíos solían reunirse allí.

Aquel año fueron designados jueces dos ancianos del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo:

«En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan por guías del pueblo».

Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos.

A mediodía, cuando la gente se marchaba, Susana salía a pasear por el parque de su marido. Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear en el parque, y se enamoraron de ella.

Pervirtieron su corazón y desviaron los ojos, para no mirar a Dios ni acordarse de sus justas leyes.

Un día, mientras acechaban ellos el momento oportuno, salió ella como de ordinario, sola con dos criadas, y tuvo ganas de bañarse en el parque, porque hacía mucho calor. Y no había nadie allí, fuera de los dos ancianos escondidos y acechándola.

Susana dijo a las criadas:

—«Traedme el perfume y las cremas y cerrad la puerta del parque mientras me baño».

Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos ancianos, corrieron hacia ella y le dijeron:

«Las puertas del parque están cerradas, nadie nos ve, y nosotros estamos enamorados de ti; consiente y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las criadas».

Susana lanzó un gemido y dijo:

—«No tengo salida: si hago eso, seré rea de muerte; si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar contra Dios».

Susana se puso a gritar, y los ancianos, por su parte, se pusieron también a gritar. Uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del parque.

Al oír los gritos en el parque, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había pasado. Y cuando los ancianos contaron su historia, los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar.

Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron también los dos ancianos con el propósito criminal de hacer morir a Susana. En presencia del pueblo ordenaron:

—«Id a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín».

Fueron a buscarla y vino ella con sus padres, hijos y parientes.

Toda su familia y cuantos la veían lloraban.

Entonces los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.

Ella, llorando, levantó la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor. Los ancianos declararon:

—«Mientras paseábamos nosotros solos por el parque, salió ésta con dos criadas, cerró la puerta del parque y despidió a las criadas.

Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se acostó con ella.

Nosotros estábamos en un rincón del parque y, al ver aquella maldad, corrimos hacia ellos.

Los vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros y, abriendo la puerta, salió corriendo.

En cambio, a ésta le echamos mano y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decírnoslo.

Damos testimonio de ello».

Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea los creyó y condenó a muerte a Susana.

Ella dijo gritando:

—«Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí».

El Señor la escuchó.

Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios movió con su santa inspiración a un muchacho llamado Daniel; éste dio una gran voz:

—«¡No soy responsable de ese homicidio!».

Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron:

—«¿Qué pasa, qué estás diciendo?».

Él, plantado en medio de ellos, les contestó:

—«Pero, ¿estáis locos, israelitas? ¿Conque, sin discutir la causa ni apurar los hechos condenáis a una hija de Israel?

Volved al tribunal, porque ésos han dado falso testimonio contra ella».

La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:

—«Ven, siéntate con nosotros y explícate, porque Dios mismo te ha nombrado anciano».

Daniel les dijo:

—«Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar yo».

Los apartaron, él llamó a uno y le dijo:

—«¡Envejecido en años y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: «No matarás al inocente ni al justo». Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados».

El respondió:

—«Debajo de una acacia».

Respondió Daniel:

—«Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios ha recibido la sentencia divina y te va a partir por medio».

Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:

—«¡Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad.

Ahora dime:

¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?».

Él contestó:

—«Debajo de una encina».

Replicó Daniel:

—«Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros».

Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión. Según la ley de Moisés, les aplicaron la pena que ellos habían tramado contra su prójimo y los ajusticiaron.

Aquel día se salvó una vida inocente.

Palabra de Dios.

Monición al salmo responsorial (Salmo 22)

Ante las injusticias del mundo, siempre habrá un buen pastor que nos guíe por el sendero justo. Por eso alabemos a Dios con el salmo 22 diciendo todos:

Salmo responsorial: Salmo22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

R. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

Monición al Evangelio (Juan 8, 1-11)

Después de haber escuchado la historia de Danitle, el Evangelio de San Juan nos narra un suceso en el que Jesús, el nuevo Daniel, no sólo defiende al que es justo, sino va más allá: es el instrumento de la misericordia de Dios incluso para los pecadores. Escucharemos la historia de la segunda mujer de la liturgia de hoy.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:

—«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

—«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:

—«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».

Ella contestó:

—«Ninguno, Señor».

Jesús dijo:

—«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor.

O bien en el ciclo C, cuando el evangelio precedente se ha leído el domingo anterior:

Monición al Evangelio (Juan 8, 12-20)

Del Evangelio de San Juan, escucharemos hoy ciertas afirmaciones que enfurecen a los fariseos, pero no pueden apresar a Jesús porque todavía no ha llegado su hora.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 12-20

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar a los fariseos:

—«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».

Le dijeron los fariseos:

—«Tú das testimonio de ti mismo, tu testimonio no es válido».

Jesús les contestó:

—«Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino que estoy con el que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me envió, el Padre».

Ellos le preguntaban:

—«¿Dónde está tu Padre?».

Jesús contestó:

—«Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre».

Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Presidente: Que el Señor Dios, juez justo, amante del bien y rico en misericordia, acoja nuestra humilde oración:

Escúchanos, Señor.

  1. Para que la Iglesia nunca sea lugar de juicio o de condena, sino que sea para todos una casa que acoge donde se encuentra escucha, misericordia y perdón. Oremos.
  2. Por el Santo Padre, los obispos, los sacerdotes y los diáconos, para que, conscientes de la misión que les ha sido confiada por Dios, sean hombres de misericordia y de perdón, rectos en el actuar y amantes del bien a favor de todo el pueblo de Dios. Oremos.
  3. Para que la paz, fruto del perdón, sea deseada, amada y construida en el corazón de cada hombre, en las familias, en los pueblos y en las naciones. Oremos.
  4. Por los que viven privados de la libertad por acusaciones injustas, para que se encuentren con la justicia divina que les ayude a sobrellevar las situaciones adversas y a ver una luz en la resolución de sus casos. Oremos.
  5. Por todos nosotros que participamos en esta Eucaristía, para que encontremos en ella el fundamento del verdad y el coraje de proclamar nuestra fe, sin ambigüedad ni amarga doblez. Oremos.

Presidente: Dios, que en tu infinita paciencia nos regalas un tiempo de gracia para nuestra conversión, escucha nuestras oraciones y concédenos la rectitud del corazón para que llevemos siempre y a todo lugar la verdad en la caridad. Por Cristo nuestro Señor. -Amén.

Presentación de las Ofrendas

Con la alegría de saber que tenemos un Dios justo y misericordioso, ahora llevamos al altar nuestras ofrendas de pan y vino.

Comunión.

A Jesús, que repara nuestras fuerzas, presente en forma real en las especies de pan y vino, vayamos con fe a recibirle. Cantemos todos.

Final

Queridos hermanos, hemos comenzado la última semana de Cuaresma y las fiestas pascuales están cada vez más próximas. Hoy nos vamos con la misión de ser justos con nuestros semejantes y con el compromiso de ser sinceros, honestos y evitar las falsas acusaciones.

También te puede interesar:

Una forma de agradecer por este servicio que te brindamos es comentando y compartiendo nuestras publicaciones. 


Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 3 La Cuaresma día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2003; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Cuaresma y Pascua, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.

Comentarios de Facebook
Cristomanía Católica
Cristomanía Católicahttps://cristomaniacatolica.com
Redacción Central de Cristomanía Católica

Musica

Cantos de entrada para la misa, con acordes y vídeo

0
Les ofrecemos un repertorio amplio de cantos litúrgicos de entrada para la Santa Misa, con acordes y cada canto incluye, al final, un vínculo al vídeo correspondiente.
Sandy Caldera

Sandy Caldera: cantante católica, psicóloga y conferencista mexicana. Su biografía y sus canciones.

0
Sandy Caldera es una cantante católica, psicóloga y conferencista mexicana, cuyo testimonio es conmovedor, puesto que es invidente de nacimiento; pero Dios la ha dotado de grandes carismas para convertirse en la motivación de todos aquellos pesimistas que creen que Dios castiga y abandona a las personas con capacidades especiales.
Celinés Díaz

Celinés Díaz: cantante católica dominicana, su biografía y sus canciones

0
Conozcamos ahora a otra joven cantante y compositora católica que se está abriendo espacio entre un nutrido grupo de artistas que emergen, por la...
Athenas

Athenas (Athenas María Vinica): Su biografía y sus canciones

0
Athenas, cantante y compositora católica argentina, con tres discos de alabanzas y 7 de salmos para la Santa Misa, además de cantos para el Santo Rosario

Martín Valverde Rojas: biografía y canciones

0
Seguimos con nuestro apoyo a los artistas católicos. Conozcamos a Martín Valverde Rojas: Cantante católico, su biografía y sus canciones. Sin lugar a dudas Martín...