Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches), en el nombre de Jesús les damos la más cordial bienvenida a este lugar, para la celebración litúrgica de hoy, jueves eucarístico, de la trigésima semana del tiempo ordinario.
Como la gallina reúne a sus pollitos bajo sus alas, así nos reúne el Señor en torno a su banquete en este jueves muy especial, en el que también oramos por nuestros sacerdotes.
Con gozo iniciemos nuestra misa, con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Pablo a los Romanos 8, 31b-39)
En el texo que hoy nos ofrece san Pablo, entona un himno triunfal , que pone fin a la primera parte de su carta , un himno al amor que nos tiene Dios. Escuchemos con atención este mensaje consolador.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 31b-39
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza».
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 108)
Con el salmo 108
Salmo responsorial: Salmo 108, 21-22. 26-27. 30-31
R. Sálvame, señor, por tu bondad.
Tú, Señor, trátame bien, por tu nombre,
líbrame con la ternura de tu bondad;
que yo soy un pobre desvalido,
y llevo dentro el corazón traspasado. R.
Socórreme, Señor, Dios mío,
sálvame por tu bondad.
Reconozcan que aquí está tu mano,
que eres tú, Señor, quien lo ha hecho. R.
Yo daré gracias al Señor con voz potente,
lo alabaré en medio de la multitud:
porque se puso a la derecha del pobre,
para salvar su vida de los jueces. R.
Monición al Evangelio (Lucas 13, 31-35)
En el texto evangélico de hoy, Jesús aprovecha la amenaza de Herodes para dar sentido a su marcha hacia Jerusalén y a su muerte. Con el canto, preparemos nuestro corazón para atesorar esta Palabra..
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 31-35
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle:
—«Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte».
Él contestó:
—«Id a decirle a ese zorro: «Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término».
Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos baja las alas! Pero no habéis querido.
Vuestra casa se os quedará vacía.
Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: «Bendito el que viene en nombre del Señor»».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Padre, nada ni nadie podrá nunca alejarnos de tu amor. Con esta confianza de hijos te presentamos nuestras oraciones y decimos:
Queremos estar contigo, Señor.
- Por todos los cristianos perseguidos y sometidos a muerte a causa del nombre de Dios, para que sientan fuertemente el amor del Señor y estén seguros de que serán vencedores y nada podrá apartarlos de Él. Oremos.
- Por los que odian la Iglesia y matan, torturan y oprimen a nuestros hermanos cristianos: que su corazón se abra a la acción del Espíritu Santo y reconozcan la verdad del Evangelio que salva. Oremos.
- Por los jóvenes que sienten una llamada a la vocación misionera, para que, impulsados por el ardor del Espíritu, no tengan temor de partir para anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Oremos.
- Por todos los hombres y mujeres víctimas de la violencia, para que el Señor los acoja en su paz y los recompense con el don infinito de su amor, Oremos.
Presidente: Padre, que has enviado a tu Hijo a mostrar a los hombres tu amor y a recoger en sus manos a toda la humanidad dispersa, acepta las oraciones que te presentamos y escúchalas según tu voluntad, por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia





