Monición de entrada
Queridos hermanos, nos llena de mucha alegría recibirles en la casa de Dios para la celebración eucarística, en el sábado de la décimo quinta semana del tiempo ordinario, día en que también recordamos a nuestra madre santísima, la Virgen María.
Preparemos nuestro corazón para que la Palabra que se nos proclamará, aliente nuestra vida y nos lleve a la conversión.
Comencemos con el canto de entrada. De pie, cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Éxodo 12, 37-42)
Del libro del Génesis escucharemos un relato breve de la salida de los israelitas de Egipto. Comienza el éxodo, el difícil caminar tras la guía de Dios por las difíciles rutas del desierto. Escuchemos con atención.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Éxodo 12, 37-42
En aquellos días, los israelitas marcharon de Ramsés hacia Sucot: eran seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños; y les seguía una multitud inmensa, con ovejas y vacas y enorme cantidad de ganado.
Cocieron la masa que habían sacado de Egipto, haciendo hogazas de pan ázimo, pues no había fermentado, porque los egipcios los echaban y no los dejaban detenerse; y tampoco se llevaron provisiones.
La estancia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta años.
Cumplidos los cuatrocientos treinta años, el mismo día, salieron de Egipto las legiones del Señor.
Noche en que veló el Señor para sacarlos de Egipto: noche de vela para los israelitas por todas las generaciones.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 135)
El salmo 135 es un himno a las proezas del Señor, usado por Israel en las celebraciones litúrgicas de renovación de la alianza, especialmente en la celebración de la cena pascual. Alabemos las hazañas del Señor nosotros también, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 135, 1. 23. 24. 10. 12. 13-15
R. Porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor porque es bueno. R.
En nuestra humillación, se acordó de nosotros: R.
Y nos libró de nuestros opresores. R.
Él hirió a Egipto en sus primogénitos. R.
Y sacó a Israel de aquel país. R.
Con mano poderosa, con brazo extendido. R.
Él dividió en dos partes el mar Rojo. R.
Y condujo por en medio a Israel. R.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón. R.
Monición al Evangelio (Mateo 12, 14-21)
La respuesta de Jesús sobre el sábado, que leíamos ayer, no les gustó nada a los fariseos. Ahora escucharemos las reacciones de ese grupo en contra de Jesús.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús.
Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron.
Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.
Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías:
«Mirad a mi siervo, mi elegido,
mi amado, mi predilecto.
Sobre él he puesto mi espíritu
para que anuncie el derecho a las naciones.
No porfiará, no gritará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará,
hasta implantar el derecho;
en su nombre esperarán las naciones».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Que en nuestro peregrinaje terreno nos conforte la apertura del corazón al Señor, para que en esta pausa de oración podamos recibir el consuelo de su escucha y el don de la sanación interior. Oremos juntos:
Acuérdate de nosotros, Señor.
- Por la Iglesia, cuerpo de Cristo, para que, como madre premurosa, cuide a sus miembros que más sufren, en particular a los refugiados, a los emigrantes que viven el dolor de estar lejos de su tierra y de la separación de los afectos más queridos. Oremos.
- Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y todos los que el Señor ha escogido como servidores del Reino, para que, dóciles a la acción del Espíritu Santo, crezcan en semejanza a Jesús por la mansedumbre, la paciencia, la capacidad de espera confiada. Oremos.
- Por los que están viviendo momentos difíciles en su vida: que descubran la importancia de la vigilia orante como momento de preparación, de confianza y abandono en el Señor, de invocación de su luz y de su compañía. Oremos.
Por nosotros aquí presentes: que, iluminados por la historia de la salvación, sepamos reconocer y adherir a las diversas etapas de nuestro camino de crecimiento cristiano, que, a través del éxodo en el desierto, quiere llevarnos a la tierra prometida de la libertad de los hijos de Dios. Oremos.
Por los que han perdido la vida a causa de conspiraciones o atenta- dos: que el Señor les abra las puertas del Reino, derrame el bálsamo de su consuelo en el corazón de los parientes, y suscite, por su misericordia, el arrepentimiento de los responsables. Oremos.
Señor Jesús, Siervo de Dios, que no apagas la llama pávida ni quiebras la caña cascada, intercede por nosotros ante el Padre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. -Amén.
Presentación de las Ofrendas
«Dad gracias al Señor porque es bueno», hemos proclamado con el salmista. Damos gracias a Dios porque, por su bondad, hemos obtenido de la tierra el pan y el vino que hoy llevamos al altar.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 5, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia
