Para los lugares donde hoy se celebra, como una fiesta, a la Bienaventurada Virgen María del Pilar, ver lecturas y moniciones aquí
Monición de entrada
Queridos hermanos, nos reunimos para la celebración eucarística con la que cerramos la vigésimo séptima semana del tiempo ordinario. Sean todos bienvenidos.
Hoy celebramos también a la Bienaventurada Virgen María del Pilar. Una antigua y venerada tradición refiere que la Santísima Virgen María, en carne mortal, se apareció en Zaragoza sobre una columna o pilar, signo visible de su presencia, alentando al apóstol Santiago en su evangelización por tierras españolas.
Nos preparamos para escuchar la Palabra que Dios nos tiene para cada uno de nosotros en esta misa; pero más nos preparamos para ponerla en práctica, que es el llamado principal que hoy nos hace la liturgia.
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Moniciones a las lecturas
Para los lugares donde hoy se celebra, como una fiesta, a la Bienaventurada Virgen María del Pilar, ver lecturas y moniciones aquí
Monición a la primera lectura (Gálatas 3, 22-29)
San Pablo, en este contexto de la comunidad de Galacia, tentada de volver a los valores del AT que él considera ya caducados, da a entender a los Gálatas el contenido y función de la ley. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 22-29
Hermanos:
La Escritura presenta al mundo entero prisionero del pecado, para que lo prometido se dé por la fe en Jesucristo a todo el que cree.
Antes de que llegara la fe estábamos prisioneros, custodiados por la ley, esperando que la fe se revelase.
Así, la ley fue nuestro pedagogo hasta que llegara Cristo y Dios nos justificara por la fe.
Una vez que la fe ha llegado, ya no estamos sometidos al pedagogo, porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 96)
El reconocimiento de la fidelidad de Dios a la alianza nos da motivos de alegría y de gloria, invitándonos a la confianza constante. Unámonos al salmista diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 104, 2-3. 4-5. 6-7
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.
Monición al Evangelio (Lucas 11, 27-28)
Después de haber escuchado los improperios contra Jesús el día de ayer, el breve episodio evangélico de este día nos deja ver el sabor del pueblo sencillo que, entusiasmado por
la figura de Jesús, se expresa espontáneamente por boca de una mujer .
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo:
—«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él repuso:
—«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Unamos nuestras voces a la del salmista que canta las maravilla obradas por Dios a lo largo de la historia, y con la misma gratitud y esperanza oremos diciendo:
Renueva, Señor, tus prodigios.
- Por la Iglesia, que en su magisterio señala a la humanidad la vía de la salvación. Para que, frente a los desafíos de los tiempos, sepa ser «materna», firme y coherente con la Palabra del Evangelio. Oremos.
- Por todos los bautizados que conforman el único cuerpo de Cristo. Para que los grupos, los movimientos y las expresiones laicales presentes en su interior no sean motivo de división, sino expresión de la vitalidad del Espíritu, en unidad de esfuerzos en el servicio al bien. Oremos.
- Por las jóvenes mujeres que están esperando un hijo. Que la alegría del Evangelio pueda acompañar su embarazo, para que lo vivan con gratitud y admiración, como signo del amor de Dios que no se cansa nunca de sus creaturas. Oremos.
- Por las mujeres que están viviendo un embarazo no deseado y tienen proyectos de muerte. Que puedan encontrar personas que, poniéndose a su lado, susciten en ellas la alegria de la espera de la maternidad. Oremos.
- Por todos nosotros, para que cada día, en la liturgia que la Iglesia nos ofrece, podamos gustar la bienaventuranza de quien escucha la Palabra y ser capaces de observarla en los sencillos gestos cotidianos. Oremos.
Presidente: Señor, que llamas bienaventurados a los que escuchan tu Palabra, abre nuestro corazón para que aprendamos a reconocer tu voz y los prodigios que cada día realizas en nosotros. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia